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Expresan sus sueños con arte

Alrededor de 45 niños de comunidades de pueblos originarios participaron en el taller de creación de libros cartoneros para expresarse a través del lenguaje escrito y visual. (Foto: Jorge Alberto Mendoza).

Nubia Areli Carrillo Vázquez es una niña de origen wixárika que dibujó sus emociones y sus sueños en el taller El Juego del Lenguaje y las Imágenes.

Alrededor de 45 niños de comunidades de pueblos originarios participaron en ese taller de creación de libros cartoneros para expresarse a través del lenguaje escrito y visual en Guadalajara. Los participantes eran hablantes de cuatro de las 54 lenguas indígenas que se usan en el área metropolitana de Guadalajara (AMG).

La portada del libro de Nubia, nacida en San Sebastián Teponahuaxtlán, en Mezquitic, tenía dos nubes y un árbol en el fondo. Ilustraba a su madre, a su padre y a su hermano pequeño caminando junto con ella rumbo a la fiesta del venado que celebran cada año en su comunidad.

Una de las historias de su libro era la de una paloma y de una mariposa, porque la niña sueña con volar como hacen ellas.

Como Nubia, hablaron de sus historias Santiago Alexis García Hernández, de origen otomí; Ana Beatriz Carrillo Calendario, Renata Estefanía García Hernández y otros niños de las comunidades mazahua y purépecha que se expresaron con pinturas en los libros que elaboraron con sus propias manos a partir de materiales reciclados.

Fue el pintor Miguel Méndez quien pagó los materiales y a los talleristas en el marco de las actividades por el año de Guadalajara como capital mundial del libro.

Hubo muchos niños que no pudieron asistir este domingo a la presentación de sus libros en el andador del paseo Fray Antonio Alcalde, entre la Rotonda de las Mujeres y los Hombres Ilustres de Jalisco y el Palacio Municipal. Muchos de ellos tuvieron que volver a sus comunidades para asistir a clases este lunes y no pudieron estar en la clausura del taller.

Uno de los ausentes fue Emilio Reza López, también originario de San Sebastián, de la comunidad Wixárika, adolescente de 19 años que creó un poemario dedicado a la fiesta del peyote, cuando los miembros de su comunidad se pintan para viajar a Wirikuta, uno de los cinco lugares sagrados en su cultura.

Para Emilio era importante expresar el sacrificio que implica emprender ese viaje y las promesas que hacen, como dejar de comer sal. En su texto destacaba la confesión de los pecados en el lugar sagrado para no recibir el castigo de los dioses de Wirikuta.

Tanya Cosío, una de las organizadoras del evento en el módulo del taller literario, enfatizó que estamos dentro de los 10 años decretados por la Unesco para visibilizar las lenguas indígenas y promover la igualdad de derechos y la no discriminación.

Le conmovió que muchos de los niños que asistieron a las actividades no sabían leer ni escribir, por lo que también fue importante para ellos expresarse a partir de las imágenes.

JB