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El letargo del sistema anticorrupción

Cuando en nuestro país empezó a estructurarse el sistema anticorrupción se nos permitió soñar que habría un cambio, aunque en realidad sabíamos que había más posibilidades de que solo fuera un pretexto para crear nuevas plazas y crecer la burocracia. 

Al aterrizar en lo local, las cosas no han sido diferentes en Jalisco. Tenemos un sistema anticorrupción que siempre se asume en construcción y que se mantiene más bien en un letargo permanente. Y ni siquiera los casos emblemáticos o mediatizados han logrado sacudirlo. 

Un claro botón de muestra es el caso de Nancy Gómez. La oportunidad de investigar un caso de presunta corrupción, donde una persona se atrevió a desafiar a sus jefes y se armó de valor para denunciar e incluso tenía algunos elementos de prueba, terminó enredándose y revirtiéndose contra la víctima. 

El colmo fue el papel que ha jugado la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, que una vez más parece actuar solo cuando desde el poder se le ordena. El resto de los integrantes del sistema simplemente guardaron silencio. 

El caso de Nancy ha sido ventilado desde hace varios meses en medios de comunicación. La ministerio público decidió dar a conocer lo que ha sido una pesadilla, a partir que en 2019 se negó a atender las órdenes de su ex jefe, Marco Antonio Montes Gómez, para liberar a un menor de edad detenido por el delito de secuestro. 

Nancy acudió con sus superiores, denunció formalmente e hizo público lo que le sucedía. Lo que se encontró fueron amenazas, hostigamiento y acoso laboral. El superior de Nancy ni siquiera se preocupó e incluso fue ascendido en su cargo. 

Desde entonces, Nancy ha narrado en decenas de entrevistas la forma en que ha cambiado su vida. Después de que denunció ante el ex fiscal superior, Gerardo Octavio Solís, perdió su empleo, por lo que además tuvo que emprender la defensa legal laboral. Ganó la restitución. 

En agosto de 2021 fue reinstalada en su cargo en la Fiscalía del Estado, pero solo duró tres días, porque fue notificada sobre el proceso que se seguía en su contra, por su presunta responsabilidad en el delito de abuso de autoridad. 

A pesar de tratarse de un caso con elementos suficientes para acreditar la corrupción, la fiscalía especializada en este tema solo hizo su aparición, irónicamente, cuando se empezó el proceso contra Nancy Gómez. 

“Estoy viviendo una lucha contra un monstruo de mil cabezas por haber denunciado un hecho y no adherirme a la corrupción y tratar de hacer bien las cosas”, declaró Nancy en febrero de 2020. Su situación no ha cambiado y, por el contrario, empeoró con su detención la semana pasada. 

Desde que fue creada, la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción solo ha actuado en aquellos casos en que hay pronunciamientos del gobernador o en aquellos casos en que la autoridad actual es beneficiada. 

Incluso, hasta en el mismo gobierno actual ha habido quejas por la lentitud de su trabajo, como sucedió recientemente con el titular del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal), Héctor Pizano Ramos, quien advirtió que no ha habido avances en los casos denunciados junto con la Contraloría del Estado. Aunque seguramente en este caso podría cambiar, luego de las declaraciones del gobernador Enrique Alfaro en la ceremonia por el día del maestro, quien aseguró que ahora sí se actuará contra quienes utilizaron los recursos del organismo para inversiones que significaron riesgo y pérdidas millonarias. 

Las oportunidades que ha tenido la fiscalía anticorrupción para mostrar su utilidad han sido muchas. Sin embargo, hasta ahora su trabajo ha carecido de contundencia y, sobre todo, está muy lejos de ser una herramienta que incentive a los ciudadanos a denunciar. 

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