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Sin planeación, proyectos más caros

La planeación no ha sido el fuerte del gobierno de Enrique Alfaro Ramírez. La mayor parte de sus proyectos, sobre todo los que han implicado mayor monto de gasto, no están ligados a instrumentos de planeación o, si lo están, han sufrido modificaciones millonarias que los alejan de manera considerable de lo planteado cuando fueron diseñados. Y esa historia parece que podría repetirse con los recientemente aprobados proyectos para la línea 4 de Tren Ligero y la ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales de El Ahogado. 

La lista de ejemplos es larga. Podríamos comenzar con el programa de arrendamiento de maquinaria pesada conocido como A Toda Máquina, cuya existencia se dio a conocer hasta que ya se había contratado a la empresa Operadora de Servicios Mega. 

Dicho programa, que costará a lo largo del sexenio más de 3 mil 634 millones de pesos, consistió en armar módulos de maquinaria pesada para apoyar a 121 municipios en actividades rurales. El problema fue que, al no estar respaldado por la planeación, todos los módulos eran iguales, con una o dos máquinas más en cada caso, sin tomar en cuenta las necesidades de cada municipio. 

Por ello, cuando El Diario NTR preguntó vía transparencia a los 121 ayuntamientos en qué habían utilizado la maquinaria, las respuestas fueron de una variedad que seguramente no librarían una auditoría. 

Lo mismo sucedió con la entrega a particulares de contratos para la rehabilitación y el mantenimiento de tramos carreteros por alrededor de 10 mil millones de pesos, a pagar a lo largo del actual gobierno. En este caso tampoco se diseñó un proyecto basado en las condiciones que tenían las carreteras en la entidad, sino que simplemente se dejaron en manos de particulares que cobrarán lo mismo si la vía estaba en buen estado que si estaba llena de baches. 

Otro ejemplo son las dos megadeudas que se contrataron. La primera, por 5 mil 250 millones de pesos, ha sido empleada en proyectos como tramos carreteros, plantas de tratamiento de aguas residuales y una parte de la inversión en el sistema de transporte masivo llamado MiMacroPeriférico. 

De estos proyectos, el sistema de peribús fue heredado del anterior gobierno, que dejó hasta el proyecto ejecutivo. Sin embargo, al modificarlo para reducir el número de estaciones y fraccionar las obras para entregarlas a más empresas, lo que incluso permitió además asignar directamente algunos contratos, el costo se elevó 27 por ciento más de lo programado. 

El segundo crédito, por 6 mil 200 millones de pesos para hacer frente a la pandemia, aumentó el margen de discrecionalidad en el gasto, ya que alrededor de la mitad de esos recursos se triangularon para destinarlos a gastos presuntamente relacionados con la presencia del virus en el estado. Ya este diario documentó que más de 3 mil millones de pesos se ejercieron sin estar ligados a ningún instrumento de planeación, con asignaciones directas y sin indicadores para medir su impacto, sin contar excesos como el pago de una factura de una reunión de funcionarios públicos en un bar o los cafés y comidas que cada día compraba un funcionario de la Secretaría de Desarrollo Económico. 

Planear en que se utilizarán los recursos públicos y ligarlos a los instrumentos de planeación no es un acto de voluntad, sino una obligación plasmada en la ley. Y el tema viene a cuento porque a la larga lista de millonarios egresos sin planeación podrían sumarse la línea 4 de Tren Ligero y la ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales de El Ahogado. Cabe aclarar que las obras se necesitan, pero si los procesos de planeación no se siguen de manera adecuada seguiremos teniendo obras mucho más caras y además insuficientes. 

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