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En torno al 12 de octubre

Al declinar el siglo 19, después de haber perdido España casi todas sus colonias americanas y vislumbrándose ya que Puerto Rico y Cuba, además de las Filipinas, seguirían el mismo camino, surgió un cántico por demás significativo que comenzaba así:

“A Castilla y a León, nuevo mundo dio Colón”.

Cabe tener presente que la figura de Cristóbal Colón fue soslayada por los españoles durante los tres primeros siglos posteriores a los tan cacareados viajes del susodicho personaje.

Su recuerdo afloró cuando los españoles no se resignaban aún a que su imperio se había ido por el caño y suspiraban por recuperarlo. De ahí que, a fines del siglo 19, le dieran vuelo a festejar el cuarto centenario de los referidos viajes y, a fin de cuentas, se consolidó la imagen del marino como un gran héroe tanto de América como de España. De esa época son sus más destacadas estatuas.

Hay que fijarse que el cántico de referencia no se refiere a toda España, sino a la que consideran el meollo de la verdadera que, por lo mismo, tiene el derecho de imponer su fuero en el resto de la península, a la manera de sus colonias.

Quedaron lejos entonces de realizar la reconquista que anhelaban, pero lo cierto es que obtuvieron de sus ex colonias la devoción de sus sectores más conservadores, como en el caso de Guadalajara, donde sobrevive todavía. En ella, por caso, en 1982 se creó el Instituto Colón.

Habiéndose ya muerto en 1975 el criminal dictador Franco que enclaustró mucho a los españoles, además de que México se negó a tener relaciones diplomáticas con su espurio gobierno, y otros países las enfriaron cuanto pudieron, al comenzar los años 80 emprendieron una campaña de reconquista emocional, pregonando la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América… es decir, pretendieron que todas las ex colonias se conjugasen en una gran fiesta para celebrar que se cumplía medio milenio de haberse iniciado su conquista y colonización.

Lo cierto es que su aislamiento les había hecho perderle el pulso a la evolución de varios países latinoamericanos, especialmente de México, que fue el primero en negarse de plano a festinar el duro y en muchos aspectos criminal proceso de dominación y explotación de los vencidos.

En la capital de República Dominicana enarboló por primera vez la delegación mexicana la idea de que era preferible “conmemorar” (traer a la memoria, analizar, etc.) un “encuentro de dos mundos” que tuvo de todo, pero la salvaje explotación del hombre por el hombre fue la nota primordial, máxime si se le suma el rol de los negros africanos…

Los primeros embates fueron duros, pero “las armas mexicanas” se “cubrieron de gloria” a la postre y hasta los españoles reconocieron la justicia de lo que planteó nuestra comisión, creada ex profeso con el eminente historiador Miguel León-Portilla a la cabeza, a pesar de los berrinches de otros colegas como Silvio Zavala, Edmundo O’Gorman y sus correspondientes adláteres.

Es cierto que el embate económico español ha sido nocivo para México, mas desde el punto de vista cultural, que es también importante, lo cierto es que pusimos las cosas en su lugar e incluso España sí pidió entonces oficialmente perdón por los estropicios cometidos a lo largo de los siglos.

El caso es que se fortalecieron las relaciones bajo la premisa de no podíamos celebrar todo aquello. Quizá no era necesario quitar la estatua de Colón, pero sí de que la conquista y la colonización no fuesen motivo de una celebración, aunque sí de un análisis conmemorativo.

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JB