Tras el homicidio de Marcos Aguilar Rojas, comunero de la comunidad indígena de San Lorenzo de Azqueltán, en Villa Guerrero, la comunidad exigió al gobierno federal la publicación de un decreto presidencial que reconozca su tierra con la finalidad de tener una herramienta legal ante los intentos de despojo que derivan en violencia hacia sus integrantes.

“Ante la gravedad de los hechos, ante el peligro que vivimos, exigimos al gobierno federal la emisión inmediata de un decreto presidencial que reconozca, delimite y titule el territorio ancestral de la Comunidad Indígena de San Lorenzo de Azqueltán, municipio de Villa Guerrero, Jalisco. Sin este reconocimiento jurídico pleno, la comunidad seguirá expuesta a agresiones armadas, criminalización, invasiones, omisiones institucionales y a nuevas muertes. El gobierno federal debe entender que su responsabilidad es directa”, señaló la comunidad en un pronunciamiento.

Además, recalcó que el proceso de violencia que padecen ha estado plagado de complicidades de las autoridades de Jalisco con las personas que buscan despojar de la tierra a la comunidad.

“Hay una red de complicidad en la que participan fiscales, policías, caciques y operadores judiciales. Las carpetas de investigación acumuladas por años muestran un mismo patrón y un mismo grupo de agresores, que han actuado con armas de fuego y extrema violencia en al menos siete años de ataques documentados”.

Al final, la comunidad sentenció que la lucha que ha mantenido por años no se va a detener pese a las agresiones y la falta de atención de las autoridades de los tres niveles de gobierno.

Apenas el fin de semana la Asamblea Nacional por el Agua y la Vida condenó el homicidio del comunero Marcos Aguilar Rojas y lo calificó como una afrenta para el pueblo wixárika y, en general, para las comunidades que mantienen la defensa de sus territorios en el país.

“La guerra contra los pueblos se sigue recrudeciendo, el despojo de tierra y agua, así como la violencia hacia compañeros y compañeras que las defienden se torna cada vez más mortal en manos de criminales cobijados por el poder. La sangre de nuestros hermanos sigue siendo derramada, sangre que al tocar la tierra que defienden se convierte en indignación y rabia, pero con esa misma rabia se alimenta la organización por la defensa de la vida”, señaló en un comunicado.

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