La antropóloga feminista Rita Segato afirmó que en Gaza impera “la ley del poder de la muerte”, ante un mundo que decidió cerrar los ojos frente al asesinato de cientos de personas, incluidas niñas y niños, y frente a la casi inexistente conciencia humanitaria. Sus declaraciones ocurrieron durante el conversatorio de clausura del programa Voces Inquebrantables, organizado por el Programa de Fomento a la Lectura Alas para Volar de la Universidad de Guadalajara, como parte de las actividades de FIL Pensamiento 2025.

En su intervención, Segato aseguró que el conflicto en Gaza ha evidenciado el colapso del Estado de Derecho a escala global y su sustitución por un “régimen de muerte”. “Lo que pasa con Gaza es que muestra al mundo que no hay más derecho. Es un crimen expresivo… no está regido por ninguna ley, sino por el poder de muerte”, afirmó. Añadió que la tragedia ha desmantelado la “ficción jurídica”, un pacto de fe en la ley que, aunque imperfecto, guiaba la convivencia mundial.

La autora sostuvo que la humanidad entró en una nueva etapa que denominó “D.G.” (Después de Gaza), una analogía con el inicio de la era cristiana. “Es una nueva crucifixión… Lo llamo año uno D.G., como hace 2025 años hubo un año uno D.C., sólo que está ocurriendo en el mismo lugar”, dijo ante el público reunido.

Durante su ponencia, Segato también abordó casos contemporáneos de violencia extrema contra mujeres como expresiones del mandato de masculinidad. Señaló el caso de Gisele Pellicot, en Francia, cuyo esposo la drogaba para prostituirla sin su consentimiento y difundía las imágenes en internet. Este crimen, afirmó, no responde únicamente a una lógica económica, sino a un acto político mediante el cual los hombres refuerzan vínculos de complicidad violenta.

Segato relacionó este patrón con la red internacional de explotación sexual encabezada por Jeffrey Epstein, que involucraba a menores de edad captadas con engaños y a clientes con gran poder económico y político, incluidos figuras públicas como Donald Trump y el príncipe Andrés de Inglaterra.

“El caso Pellicot no es porque vende a la mujer, es porque el lazo con los otros hombres es más importante… usa a su mujer como víctima sacrificial para construir su alianza corporativa con los otros hombres”, sostuvo.

La antropóloga concluyó que tanto los crímenes en Gaza como las violencias de género revelan un mundo gobernado por el poder de infligir muerte y por estructuras patriarcales que siguen operando bajo lógicas de dominación y obediencia.

GR