Amar a la oposición

¿Por qué si Morena y la 4T han traído a nuestro país el peor gobierno federal de la historia, -como afirma categóricamente una parte de la ciudadanía-, el presidente y su partido siguen firmes en las encuestas de percepción y en las electorales, de cara al próximo 5 de junio? 

Esta interrogante se la plantean todos los días, en un tono por demás desesperado, un buen número de analistas, intelectuales, periodistas, empresarios y, por supuesto, los “líderes” y actores más relevantes de la oposición política. Para ellos, resulta vital entender esto de cara a la elección 2024. 

Hasta ahora, las repuestas favoritas de los adversarios del lopezobradorismo han sido sumamente elementales y van desde la estrategia de “propaganda política” que se ejecuta todas las mañanas desde Palacio Nacional, hasta la eficacia de los programas sociales clientelares y la propia ignorancia de la población mexicana. Así, la oposición sigue empecinada en señalar que la razón del éxito popular de AMLO se debe a la naturaleza del actual régimen y a la mentira, el engaño y la manipulación que lo sostiene. Sin embargo, esta retórica evidencia también que la oposición no ha sido capaz de observarse a sí misma. 

Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN, afirmó recientemente que en el país nomás hay de dos sopas: "La de los mexicanos que todos los días nos esforzamos por dejar un México mejor y aquellos que simplemente esperan que papá gobierno les resuelva todo”. Si esta afirmación es sustento de la idea de nación que tiene el político más poderoso de la oposición, no deben extrañarnos los resultados electorales de su partido en los últimos años. Ahora sí que no entienden que no entienden. 

Por otro lado, Alejandro Moreno Alito, más allá de las grabaciones que lo tienen contra la pared en fechas recientes, ha sido una figura invisible, sin fondo, sin ideas y con menos claridad política, incluso, que sus compañeros aliancistas del PAN. Si a esto le sumamos que la cultura priista, acostumbrada al discurso de los sistemas, las estructuras y las instituciones, no ha podido adaptarse a los nuevos tiempos en los que los partidos son débiles frente a los liderazgos personales, el desastre parece inevitable. 

Lo cierto es que, en buena medida, el presidente, Morena y la 4T siguen siendo una marca muy rentable en el territorio nacional porque la otra alternativa que tienen las y los electores del país son precisamente el PAN de Marko, el PRI de Alito y el PRD de Zambrano. 

Juntos o por separado, los tres partidos han sido incapaces de consolidarse como una opción real para sustituir al partido de AMLO en la Presidencia o, ya de perdida, hacerle frente de forma digna. 

Tan es así, que de acuerdo con todas las encuestas serias y a prácticamente dos semanas para que se lleven a cabo las elecciones en seis estados del país que convocarán a más de 15 millones de mexicanas y mexicanos, Morena se llevará cuatro de seis elecciones: Quintana Roo, Hidalgo, Tamaulipas y Oaxaca. Sin embargo, la atención y tensión de la elección están en Durango y Aguascalientes, donde la contienda se ha ido cerrando. 

Si la oposición llegara a perder uno o ambos estados, el escenario se les complicará aún más, considerando que son los gobiernos estatales los encargados de arrimar los votos de la elección presidencial. 

Morena cuenta actualmente con 16 gubernaturas y todo parece indicar que le arrebatará Tamaulipas al PAN, Oaxaca e Hidalgo al PRI y Quintana Roo al PRD, un triunfo en Aguascalientes y Durango los pondría en los cuernos de la luna, no sólo en el plano simbólico, sino también en el de los votos reales, ambos determinantes para ganar la elección de 2024. 

Hasta ahora Morena lleva una enorme ventaja, gracias, en buena medida, al perfil, naturaleza, capacidad y discurso de los dirigentes de la oposición, a los que el presidente debería de estarles profundamente agradecido. Es más, AMLO debería amar a su oposición. 

juanluishgonzalez@gmail.com 

jl/I

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