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Poe: intemporal y eterno

(Foto: Especial)

Como a muchos genios en la historia les ocurrió, Edgar Allan Poe murió en la pobreza absoluta. Si hubiera vivido unos años más quizá hubiera sido millonario, porque sus libros, aunque no son muchos, se siguen reimprimiendo… algo tiene su obra que encuentra siempre nuevos lectores y también mantiene a sus parroquianos.

Su manera de narrar es de un mundo cercano al nuestro, aunque escribió a mediados del siglo 19. Nació un día como hoy hace 210 años en Boston y se le sigue recordando como uno de los grandes padres de la novela negra como la conocemos ahora y del terror moderno por sus historias como El cuervo, El corazón delator o El gato negro.

Jorge Luis Borges escribió en el diario La Nación, en 1949, que el autor norteamericano es “espejo de las arduas escuelas que ejercen el arte solitario y que no quieren ser voz de los muchos, padre de Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valery, Poe indisolublemente pertenece a la historia de las letras universales, que no se comprende sin él. También, y esto es más importante y más íntimo, pertenece a lo intemporal y a lo eterno, por algún verso y por muchas páginas incomparables”.

Muchos misterios y secretos fueron enterrados en Baltimore, donde fue inhumado en la misma tumba en que Virginia Clemm Poe, su primera esposa, quien murió de tuberculosis a los 24 años.

La oscuridad que realmente influenció sus textos y sus miradas tenebrosas a la naturaleza del ser humano sigue presente en la literatura de escritores contemporáneos que, si bien no heredaron la tradición estadounidense del siglo 19, se consideran hijos literarios de Poe en varias regiones del mundo, México incluido.

Escritores como Guadalupe Nettel, Antonio Ortuño, Fabio Morábito y Alberto Chimal han confesado haber leído al autor de El misterio de Marie Rogêt a edades tempranas y algunos estudiosos han encontrado huellas de su paso hasta en Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, Amparo Dávila y Elena Garro.

La escritora mexicana, originaria de Querétaro, Lola Ancira dijo que las tramas sólidas y bien logradas, la originalidad y veracidad de su narrativa, y el tono siniestro que permea su obra basada en el terror psicológico son los elementos que le siguen llevando a los libros de Poe.

“Por más oscuro y trágico que pueda ser, le escribe a la belleza, como él mismo lo afirmó: ‘Tras considerar la Belleza como mi dominio, a continuación me pregunté cuál sería el tono de su manifestación más elevada: toda experiencia demuestra que dicho tono es el de la tristeza. La melancolía es el más legítimo de todos los tonos poéticos’. De él aprendí a tratar un tema a través de una perspectiva distinta, a descubrir cada matiz oculto en la apariencia”, afirmó la autora del libro de relatos Tusitala de óbitos (Pictographia, 2015).

“Me marcó sobre todo El tonel de amontillado, que trata de una venganza cruel, y uno de los cuentos a los que regreso es El gato negro, una historia escalofriante que describe la progresión de la locura hasta un punto crítico y funesto”.

Miguel Antonio Lupián, escritor originario de la Ciudad de México, destacó de Poe su ritmo y poder de tensión... “cómo el ambiente y la cordura de los personajes se van resquebrajando, cómo te muestra su abismo”.

“Siempre me recuerda que por más alucinante y/o terrorífico sea el elemento sobrenatural que escribamos, si dejamos de lado la parte humana, la interior, de nada servirá y nuestra historia descenderá inmisericorde al fondo del Maelstrón”, atajó Lupián.

El autor de libros como Efímera (Samsara, 2011) y Trilogía Cthulhu (Penumbria/KGB, 2013) se dijo cercano a, sobre todo, el relato La caída de la casa Usher, una muestra perfecta de cómo lo fantástico puede hacer sinergia con el terror.

El asombroso Allan Poe

El héroe literario de Esquinca

El año pasado, casi a finales, el escritor mexicano de ficción Bernardo Esquinca publicó en Almadía un libro donde toma a Edgar Allan Poe como su personaje. Las increíbles aventuras del asombroso Edgar Allan Poe, como se titula, es una novela en la que el escritor de Boston vuelve a sus andanzas como detective.

Esquinca se confesó admirador todavía de los relatos de terror de Poe y confesó que bien mirada, en casi toda su obra se haya la huella firme del escritor norteamericano.

NTR. ¿Cómo leíste a Poe por primera vez?

Bernardo Esquinca (BE). Fue el primer escritor que leí con tanta atención en la adolescencia. Mi abuela tenía un ejemplar de las Narraciones extraordinarias que le tomé prestado y luego me quedé, me marcó mucho, me causó muchas pesadillas nocturnas y diurnas, las más inquietantes, me sentí identificado con su imaginario. Eso también se vio reflejado en mi obra, hasta ahora de hoy se analizan mis novelas y cuentos con la huella clara que me dejó Edgar Allan Poe, como si hubiera sido un maestro mío al echar miradas a la parte oscura del alma humana. Es uno de mis héroes literarios sin duda alguna. Me sigue gustando mucho y fue reencontrarme con esas emociones adolescentes que me conectan ahora ya de adulto. Eso es lo que le hace un clásico, que sigue conectando con las nuevas generaciones de cualquier edad. No hay edad para leerlo.

NTR. ¿Qué es lo que lo hace tan vigente?

BR. Su forma de modernidad. Ha tenido una gran influencia en muchas generaciones de escritores; el terror que se escribió a finales del siglo 19 y a principios del 20 no podría entenderse sin las aportaciones de Edgar. Los góticos asentaron las bases en castillos, doncellas en apuros, pasadizos secretos y sótanos oscuros. Edgar es el padre del relato de terror moderno, su gran aporte que nos dejó huella es centrarse en la mente y el alma atormentada de los personajes, él mismo era una persona muy atormentada, eso lo sabemos, tuvo una vida muy difícil, llena de penurias, enfermedades y fracasos, partió de la experiencia propia para estructurar psicologías muy complejas, pero además eso: miró hacia adentro, hacia los desgarramientos del alma y los acertijos de la mente.

NTR. ¿Crees que cualquier persona podrá leer a Poe?

BE. Sí. Es un gran creador de atmósferas y sus temáticas del alma atormentada resultan vigentes todavía en nuestros días. El terror nos encanta a los seres humanos, a los mexicanos particularmente, desde la época prehispánica; el terror gusta, nos gusta asustarnos desde la comodidad del libro. Su influencia es tan grande que incluso los escritores que no lo han leído pueden reconocer su influencia asimilada a través de otros escritores que sí lo leyeron. Edgar trasciende su época y su contexto

‘Caterina’

Era el nombre de la gata que le hacía compañía al escritor, con la que tenía una relación tan cercana que se deprimía cada vez que él viajaba y cuando murió Poe, ella también

Predijo el futuro

El cuento de Arthur Gordon Pym cuenta la historia de un naufragio donde la tripulación, a causa de la desesperanza y el hambre, decide comerse a uno de los pasajeros para poder sobrevivir. Años más tarde un barco naufragó y los pasajeros se comieron a uno de los tripulantes. Lo más asombroso de todo es que tanto en la realidad como en el cuento el devorado tenía el mismo nombre: Richard Parker.

Suicida

Luego de la muerte de su esposa (1847), Virginia Clemm Poe, que además era su prima y tenía tan sólo 14 años cuando se casaron, intentó cometer suicidio, pero no tuvo éxito. Esto y el deceso de su madre también por tuberculosis se sabe que marcaron el destino oscuro y cruel de su escritura.

Pelea de origen

Las ciudades se pelean por reconocerse hogar de Poe, que nació en Boston, se crio en Richmond, él decía que era de Baltimore, donde murió, pero vivió también en Filadelfia y en Nueva York. Baltimore nombró a su equipo de futbol americano como Ravens en su honor por el cuento El cuervo.

¿Creador de Batman?

Hay quienes dicen que el personaje de Batman escrito en 1939 por Bob Kane y Bill Finger está basado en El cuervo y de hecho fue ideado en un parque cercano a la casa del escritor.

Traductores

Entre los escritores que han traducido a Poe hay nombres como el poeta francés Charles Baudelaire; Julio Verne comentó en algunas revistas las cualidades de su prosa y en Latinoamérica inspiró a Julio Cortázar, quien además lo tradujo.

Mito mortuorio

Nadie sabe por qué terminó en Baltimore ni qué hizo exactamente entre el 27 de septiembre y el 3 de octubre de 1849, cuando fue encontrado entre la realidad y las alucinaciones. Murió poco después, el 7 de octubre, en un hospital. Se ha especulado con que fue víctima de diabetes, tumores, rabia, sífilis o sobredosis de tranquilizantes, envenenamiento y un sinfín de etcéteras.

JJ/I