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Reflexiones sobre la Cuarta Revolución Industrial - #IBF2016

Ayer estuve en el Innovation & Business Forum (IBF) organizado por Coparmex en el Centro Cultural Mexiquense en Texcoco, que contó con la participación de directores de empresas tecnológicas globales con presencia en México como Amazon, Dassault Systems, Facebook, Siemens y Uber.

En línea con el tema de la Cuarta Revolución Industrial, que fue el elegido por el Foro Económico Mundial a principios de este año, las conversaciones giraron en torno a las oportunidades y los retos que la tecnología está generando en la industria en todo el mundo… y cómo los enfrentamos en nuestro país.

Además de felicitar a los organizadores de este evento, que sin duda contribuye a que pongamos atención a un tren que nos está pasando a toda velocidad y al que nos debemos subir si queremos mantenernos competitivos, dedico hoy mi columna a resumir las tres reflexiones que considero más importantes de lo que se habló.

Primera, las cosas están avanzando ¡realmente rápido!

Escuchamos mucho esa frase sobre la rapidez de los cambios, pero siempre erramos al pensar que esos cambios se darán de manera lineal, poco a poco, de manera controlada.

La tecnología se rige por la ley de Moore que dice que cada año la tecnología duplica su capacidad de cómputo al mismo tiempo que divide su costo a la mitad. Esto hace que las posibilidades que permite la tecnología crezcan de forma exponencial.

Duplicar cada año la capacidad de almacenamiento, transmisión y analítica de datos permite que cada vez más parte del mundo físico esté en el digital y todo lo que esté en el mundo digital se puede convertir en infinidad de aplicaciones que van desde lo individual como el monitoreo de la salud de una persona hasta lo industrial, como la optimización de la cadena de producción de un automóvil.

Segunda, es vital adaptar las capacidades de la gente a los trabajos del futuro.

Así como el surgimiento de la electricidad y otras tecnologías de producción en masa generaron una migración de trabajos desde el campo hacia las fábricas en el siglo 19, la rápida evolución de las tecnologías de interconexión de objetos y analítica de datos está creando una nueva situación en la que se necesitan capacidades nuevas que reemplazan a capacidades viejas.

A diferencia del siglo 19, hoy el cambio está ocurriendo más rápido que la capacidad que hay para formar a la gente en nuevos skills… y éstos son más complejos y, por tanto, más costosos de formar.

Se habló en el evento de alianzas que se están formando entre empresas de nuevas tecnologías como Dassault Systems y distintas instituciones de educación superior para formar estas capacidades.

Tercera, la tecnología nos hace cambiar productos por experiencias.

Un caso de esto es Uber. Empezó por ser un servicio para facilitarnos el transporte, pero poco a poco nos ha llevado a enfrentarnos a la idea de que movernos por la ciudad no está casado con tener un coche propio. La tendencia lleva a que el coche deje de ser un producto indispensable a comprar y en cambio empecemos a ponerle más importancia a qué servicios nos resuelven mejor la experiencia de la movilidad… gracias a la tecnología.

Esto también se puede llevar a reflexiones más amplias. Los coches están parados 95 por ciento del tiempo y la tercera parte de la infraestructura de una ciudad se usa para almacenarlos. Esto, sumado a los retos de la contaminación, nos obliga como sociedad a aprovechar que existe tecnología para modificar cómo vivimos, para vivir de forma más inteligente.

@ortegarance

 

DN/I