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Odié 'Coco'

Odié que la película Coco haya descrito el paso de las almas del más allá, al mundo de los vivos, con una referencia clara a la manera en que se atraviesan las garitas en la frontera entre México y Estados Unidos (por favor padres, señalen a sus hijos este detalle). Odié que sólo hubiera un guiño del grupo veracruzano Mono Blanco, cuando ellos grabaron mucha música para el soundtrack. Odié que el cantante protagonista sea una mezcla de Pedro Infante y Jorge Negrete, porque no se puede relacionar a ninguno como un estafador o un traidor. Odié que en Coco se haga alusión a los realitys busca talentos, algo tan lejano a la cultura mexicana. Odié de Coco su referencia a una campana como elemento que mata al villano (¿era la Campana de Dolores?).

Odié el sentimiento que me generó ver retratado un panteón michoacano y que ningún mexicano se haya tomado el tiempo de plasmarlo como Coco. Odié que Disney y Pixar entendieran y tradujeran mejor que nadie la obra de Frida Khalo en un espectáculo de cavaret, donde ella es el principio y el fin con decenas de reproducciones de ella misma, como en sus cuadros, y además toda la escena estuviera llena de plasticidad. Odié que una producción estadounidense explicara casi a la perfección lo que significa un altar de muertos, lo que simboliza la colocación de fotografías, vital (¡qué ironía!) para la existencia en el más allá. Me generó repulsa su metáfora de que alguien no muere hasta que se le olvida. Mi odio se detonó al ver cómo unos estadounidenses pudieron describir el papel que juegan los alebrijes y el xoloitzcuintle en la muerte, una forma ligera y colorida de retratar la cultura prehispánica más profunda. Mi odio creció al ver que en el sólido y sencillo argumento está la importancia de la familia en la formación de los niños, la traición como lastre histórico y la destrucción que puede generar en la amistad, en la familia.

Odié de Coco que evidenciara que este país no es nada si es silencioso, que no existe si no hay color, bullicio y música, que puede haber alegría incluso en la muerte, que las flores de cempasúchil son bellas y trazan un puente entre los vivos y los muertos y que todos pueden vivir sin aferrarse a que los enemigos son los políticos –no hay ninguno en la historia–. Odié la animación esmerada, el color chillante, la ahora famosa referencia a la chancla de todas nuestras madres y al mono alebrije que alude a los alucinógenos. Odié todo esto porque me gustó, pero con lo que no pude fue con Coco, que todo lo ilumina al abrir los ojos, porque me recordó a mi abuelita y me hizo llorar. Deben ver Coco y recordar a sus muertos siempre.

@WhoIsFranco