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Gerardo Deniz

Poeta de culto, Gerardo Deniz es un ser misterioso y casi inexistente. Esto es, ha escrito poco y se lee menos; sin embargo aun así es uno de los autores más importantes de nuestro país. Con pocos libros ha logrado hacer una obra importante y, lo que es más extraño, muchos poemas. Una antología memorable de su trabajo se llama Mansalva, y sus libros más importantes parecieran un equívoco o una especie de broma, porque a pocos autores se les ocurrirían títulos más singulares y raros: en 1970 Deniz se abrió al mundo con Adrede y le siguieron Enroque y Gatuperio. ¿Acaso alguien distinto a Juan Almela mejor conocido como Gerardo Deniz se le pudieron haber ocurrido estos títulos?

El poeta de origen español, nacido en 1934, es un bardo surgido en Ciudad México y su obra refiere a este entorno con una mayor contundencia que muchos de los defeños. Más original que cualquiera, la poesía de Deniz pareciera no serlo en un principio, pero conforme avanzan los textos se van logrando de una manera mágica y, cual sortilegio, quienes lo pueden advertir se quedan pasmados de lo buen poeta que es este ser casi invisible por huraño y alejado de la falsa sociedad de los poetas nacionales. Paz, que gustaba de sus trabajos, sobre su primer poemario dedicó palabras elogiosas a este extraño ser y a su obra. Esto, es un hecho particular, pues Paz era duro y daba poco crédito a los recién llegados a la república de los poetas. Sin embargo de entrada les dio la bienvenida a estos extraños textos que ya de por sí son nada sencillos, pero maravillosas criaturas del lenguaje.

La poesía de Deniz está muy viva como él y ojalá que esta promoción se vuelva un incentivo para que los jóvenes lectores y todos indaguemos quien escribe y es el verdadero poeta: ¿Juan Almela o Gerardo Deniz?

DIFÍCIL

Volver es una cosa, otra escribirlo/ en las horas hostiles que desfilan con mazas de piedra./ Qué guapas son, y qué brutas./ El sur agita gallardetes en jirones,/ barco encallado en el coral azul del día./ Los volcanes, las cosas celando un espacio dudoso;/ y la vida que se retuerce aquí mismo/ es un naranjo extraño./ Un ídolo de madera baja el Dniéper revuelto;/ craza el ramarro —relámpago— el camino./ Chocan en esta línea. ¿Y bien?/ Aquel que amó, ¿ame mañana?/ Las doce./ El sol pone el mantel en la montaña/ donde una nube llega, se demora,/ sucia de ser humano.

victormanuelpazarin.blogspot.mx

JJ/I