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Santa Ana Tepetitlán, un ejido vulnerado

MENOS. Al polígono protegido de La Primavera se le restó desde la década pasada más de 500 hectáreas del ejido. (Foto: Especial)

Que se haya dado un proceso de desincorporación de 552 hectáreas de superficie boscosa del ejido Santa Ana Tepetitlán, desde 2003, en perjuicio del polígono protegido de La Primavera, y que ahora se trate de un territorio al margen de procesos de urbanización formales, lo que deriva en riesgo y precariedad para sus habitantes, provenientes de los estratos socioeconómicos más desfavorecidos de la ciudad, no es tan extraño, si se repara en la progresiva destrucción del tejido comunitario que ha vivido desde los años 70 ese viejo poblado zapopano, conocido como Santa Ana de los Negros, por la piel cobriza de sus moradores, de extracción indígena.

Héctor Castañón, activista y estudioso de fenómenos sociales y urbanos, maestro del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y participante de diversas iniciativas ciudadanas, participó en la elaboración de un diagnóstico de los problemas del bosque y se topó con el que probablemente sea el mayor problema de la periferia del área natural protegida, por tratarse de un fenómeno al margen de la legalidad, de la planeación urbana y de cualquier proceso de control por parte de la autoridad.

“En Santa Ana Tepetitlán constatamos el enorme deterioro, están penetrando al bosque luego de que ganaron el amparo y no pasó nada de parte de la autoridad para tratar de ordenar lo que se venía; entonces hay un crecimiento desordenado hacia adentro del bosque, pero además, de una calidad muy mala, cero planeación, gente de muy bajos recursos, que viven en la marginación. Yo veo que la autoridad ni se niega a ayudar y ni ayuda; veo mucha ambigüedad, es un fenómeno muy gris y eso lo hace muy difícil de afrontar”, señaló en entrevista para NTR.

“Lo que está pasando está a la vista, pasa todos los días de manera sistemática, no es algo velado ni que se esté resolviendo, por ejemplo, en tribunales. La ocupación del territorio, ganarle terreno a las cañadas a través de los tiraderos de escombro, pasa todos los días, se ven pasar los camiones con cascajo todo el tiempo, entonces son muy evidentes las irregularidades (…) No ha habido ni una presencia institucional ni mecanismos para resolver ese tipo de problemas, parece que es tierra de nadie, cuando en realidad hay gente muy apropiada en ese espacio, que le está sacando ventaja”, destacó.

INDIFERENCIA NO AYUDA

A su juicio, ha ayudado poco la discontinuidad de los gobiernos zapopanos, y sobre todo, que han permanecido casi indiferentes. “Los gobiernos no le han entrado al tema, es un asunto de omisión y esto se da en distintos planos, uno de ellos es el jurídico; se pudo haber hecho una defensa mucho más activa, muchos más estratégica; se pudieron haber buscado acuerdos por la vía judicial y no se hizo desde las autoridades. También ocurre esta omisión en el plano de la gestión porque en algunos otros casos del ejido, nos ha tocado ver cómo cuando el planteamiento de lo que ocurre en el territorio les hace sentido, hay mucha disposición para trabajar, incluso los Municipios han recuperado terrenos, han recibido como áreas de cesión superficie; hay mucho que se puede construir desde la gestión, en un esquema que haga sentido, pero no se le ha apostado”.

OPINIÓN. Según Castañón, en Santa Ana Tepetitlán no hay mecanismos que detengan el deterioro.
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Por su parte, el Organismo Público Descentralizado (OPD) Bosque La Primavera ha pretendido intervenir de forma sutil para contener el deterioro, pero “no existen los mecanismos institucionales, no están ahí a la mano, para que se pueda construir un acuerdo para la gestión del territorio, independientemente de la vía jurídica, y obviamente en la cuestión del ordenamiento del territorio, que también es prácticamente una hoja que aparece en blanco: en Los Planes Parciales, en donde termina al zona urbana, aparece en blanco la zona que era del área natural protegida, como si fuera algo que no requiriera gestión; entonces, justamente con este trastocamiento del polígono, realmente lo dejan como tierra de nadie”.

De este modo, son 552 hectáreas donde “no funciona la planeación urbana ni la protección del área natural (…) en la parte social es un área con  muchas carencias, y si bien ha habido algunas intervenciones, la verdad es que son intervenciones desarticuladas, programas sociales con calentadores solares, pavimentación de algunas calles, y no una atención integral que reduzca la presión que hay ahí sobre los recursos naturales. De este modo, ya ni siquiera con ejido sino con la población hay estos procesos de comunidad o de planeación participativa para que se apropien de un territorio”. En esta tierra de nadie viven “desde migrantes de otros estados, del sur de México, incluso de Centroamérica, impulsados por factores como la gentifricación; con esas condiciones, es muy difícil construir”.

Al investigador no le extraña el desmembramiento del ejido; los núcleos agrarios, históricamente, soportaron la necesidad de vivienda popular. “Hubo una ruptura en la estructura del ejido; en décadas pasadas la actividad preponderante era la del campo y eso articulaba el modo de vida, pero una de las principales rupturas viene cuando la ciudad los alcanza y empiezan a aparecer otros intereses dentro de los mismos ejidatarios; pero también para otros que se colaron al ejido para hacer movimientos, con los títulos, y ahí ya empezó a trastocarse la estructura más homogénea del ejido. Además, hay otra ruptura adicional, importante: los jóvenes que ya no quieren trabajar el campo, ven con muy buenos ojos la posibilidad de vender sus tierras o dedicarlas a otra cosa”.

“Yo veo que la autoridad ni se niega a ayudar y ni ayuda; veo mucha ambigüedad, es un fenómeno muy gris y eso lo hace muy difícil de afrontar”

Héctor Castañón, activista

Tres datos

  •  Santa Ana Tepetitlán se fundó antes de la Conquista y es un poblado de raíces indígenas
  •  El ejido fue dotado en 1926; su desmembramiento comenzó en 1976 con la expropiación de Paseos del Sol
  •  En 2003 se interpuso un amparo que triunfó en 2007 y se ratificó en 2009, el cual eliminó del polígono protegido de La Primavera 552 hectáreas de esa comunidad

JJ/I