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Disparidad

Con una vista espectacular frente al Lago Lemán (Ginebra) puedes beber café o tomar alimentos en la terraza del Museo Olímpico; en el sótano, su espectacular biblioteca. A unos kilómetros de ahí, sus oficinas generales ahora renovadas.

Ahí mismo acaban de inaugurar su Olympic House, todo ello en la ciudad que alberga a la tan prestigiosa marca del Comité Olímpico Internacional, pero tristemente encontramos mucha disparidad en la familia olímpica.

Y vaya que hay disparidades, prácticamente el día y la noche. Una organización hermana menor está casi en la bancarrota y con una crisis que parece será una bomba que reventará en cualquier momento y afectará a más de algún deportista (que de hecho ya los está afectando al cerrar instalaciones deportivas parcialmente). Y por el otro lado está la boyante, orgullosa y omnipresente organización paterna llamada Comité Olímpico Internacional (COI). El que está en su estado crítico, fundado 30 años después, aproximadamente, es nada menos que el Comité Olímpico Mexicano (COM), que se creó en 1923 en el México posrevolucionario.

El domingo 23 de Junio, llamado Día Olímpico, se festejó el 125 aniversario de la fundación del COI por parte del barón Pierre de Coubertin en Lausana, Suiza. Éste se creó en el siglo antepasado en el año de 1894, y su festejo lo celebraron con la apertura de la Olympic House (https://youtu.be/-Ph5bEpFfqk) en la hermosa Ruta de Vidy.

El presidente del COI, el alemán Thomas Bach, mencionó en Twitter al inaugurar este espacio: “Olympic House refleja tanto nuestra misión global para hacer del mundo un lugar mejor a través del deporte como las reformas de la Agenda Olímpica 2020, basadas en la sostenibilidad, la credibilidad y la juventud #OlympicHouse”. Dicha Agenda Olímpica 2020 hace énfasis en replantear el quehacer del movimiento olímpico en varios acápites.

COM y el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM) están en dificultades, pero la crisis es general, ya viéramos en la ciudad olímpica (Lausana) algún desaparecido o mínimo un asalto conejero, dos mundos diametralmente opuestos.

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JJ/I