Revolución española con Enrique Iglesias

Enrique Iglesias provocó la euforia de 8 mil personas en el Auditorio Telmex, cobijado con una gran producción.

El cantante español sabe cómo adueñarse del escenario, gracias a sus 20 años de experiencia, y aunque en muchas ocasiones dejaba de cantar para ceder el micrófono al público, sus fans gozaron de su presencia.

Con 40 minutos de retraso comenzó su espectáculo, donde las primeras seis canciones fueron potentes, mostrando sus influencias urbanas y con visuales y rayos láser que impactaban. Move to Miami y Freak fueron el arranque.

En total interpretó 20 canciones, donde estuvo acompañado de un grupo de músicos y dos coristas, quienes reforzaron la voz de Enrique Iglesias.

Quienes lo conocen bien, saben que el cantante español no tiene una voz potente ni alcanza grandes registros, pero lo que sobresale es su calidad humana, su acercamiento con los fans a quienes los hace inmensamente felices al abrazarlos o darles un beso.

A comparación de otros tour que ha traído, esta vez luchó con sus monitos que traía en la oreja, se veía que le costaba alcanzar los tonos altos, y en muchas ocasiones mejor ponía el micrófono al público para que ellos cantaran esas estrofas difíciles.

Pero eso no le molestó a las fans, incluso hubo quien ni lo notó, pues su sola presencia, vestido de negro con su inseparable gorra, era lo único que necesitaban.

Habló muy pocas veces con el público, la primera para pedir perdón por iniciar tarde, la segunda para hablar de cómo escribió el tema Loco como una especie de perdón a su mujer que siempre le aguanta todo, y después para pedir que lo acompañaran con las luces de sus celulares.

Ofreció un set acústico con cuatro temas y después fue subiendo la intensidad.

Las chicas de las primeras filas lo pudieron abrazar, besar, tomarse alguna selfie y así desquitar los 5 mil pesos invertidos en su boleto.

Con éxitos como Bailando y I like it Enrique Iglesias dijo adiós a Guadalajara.

EH