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En recuerdo a Garza Sada

El domingo fue el primer Grito de Independencia bajo un régimen de izquierda, donde se destacó a los héroes que nos dieron patria, los indígenas, el pueblo heroico de México y los héroes anónimos de, lo que se mencionó, fue la primera transformación de México. Hoy que somos parte de la cuarta transformación, según el gobierno de López Obrador que hizo alarde de paz, grandeza cultural, libertad, democracia y fraternidad, mientras la multitud reunida en el Zócalo mostraba un apoyo total haciéndole ver que el presidente no estaba solo.

Hoy se conmemora en la IP y en la educación el fallecimiento de otro héroe nacional: Eugenio Garza Sada, hijo de los fundadores de la Cervecería Cuauhtémoc, que le diera tanto impulso a Monterrey. Eugenio estudió con jesuitas y hermanos maristas para luego emigrar, al iniciar la Revolución mexicana, a EUA e ingresar a la Western Military Academy (Illinois) y graduarse como ingeniero civil en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Al término de la Revolución regresó al país para continuar la labor iniciada por su padre en la cervecería, donde por méritos propios se convirtió en el presidente del holding de las muchas empresas que se generaron alrededor de la cervecera –la fábrica de malta, los empaques de cartón, la hojalata y lámina, el transporte, el embalaje, las empresas financieras, la acerera Hylsa, etiquetas y otras–.

Garza Sada y su familia impulsaron el mundo de la comunicación al adquirir estaciones de radio y televisión, así como el periódico El Norte. Su poder creció a base de trabajo y creación de más de 90 empresas con más de 30 mil trabajadores, siempre con un gran sentido humano, pues otorgaba a sus trabajadores de manera privada salud, educación, deporte y vivienda.

Su sentido filantrópico lo llevó a establecer instituciones de beneficencia diversas. Fundó la Cruz Roja y los bomberos de Monterrey. Su obra educativa es de impacto mundial, pues hoy el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey cuenta con 26 campus en México y más de 93 mil estudiantes que obtienen un servicio educativo de gran calidad.

El 17 de septiembre de 1973, don Eugenio, a sus 81 años, fue atacado por la Liga Comunista 23 de Septiembre, un comando guerrillero con seis individuos asesinó a su chofer y a su asistente mientras valientemente Garza Sada desenfundó su pistola para evitar ser secuestrado, cayendo abatido. El país culpó al gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez. Su funeral fue multitudinario, los obreros hicieron paro. En el libro de Fernández Méndez Nadie supo nada se confirmó mostrando documentos desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), con el expediente 11-219-972, que el asesinato fue una acción consentida y realizada por el gobierno de Echeverría, quien tuvo el descaro de presentarse al sepelio.

La ciudad de Monterrey, toda reunida para honrar a aquel cabal empresario, gritaba bajo la lluvia mentadas de madre y acusaciones de asesino al primer mandatario, que tuvo que retirarse a medio sepelio. Don Eugenio Garza Sada mostró a México el camino a la Independencia nacional, que se logrará cuando un país tenga educación, trabajo, deporte, un armónico ambiente de trabajo, seguridad para su familia y entonces aumente la productividad y la tranquilidad económica.

Mientras se dependa económicamente y no se promueva la productividad, un pueblo nunca será independiente aunque su bandera ondee en el asta y gritemos vivas. Ojalá que la cuarta transformación traiga en los siguientes años los beneficios por los que luchó don Eugenio, a quien recordamos hoy con admiración por ser un gran promotor de la educación nacional.

JJ/I