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El Cervantino y sus motores

Arrancó la edición 47 del Festival Internacional Cervantino, cuyos invitados de honor son Canadá y el estado de Guerrero. La duración y la cantidad de actividades del Cervantino lo hace uno de los festivales más grandes del mundo, pero también uno de los más diversos: música, teatro, danza, artes visuales, intervenciones multidisciplinares, presentaciones de libros, conferencias, encuentros de programadores, espectáculos de formatos y públicos variados, cine, talleres, clases magistrales, que son el resultado de la articulación de distintas instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales.  

El festival más longevo de México transmite sus principales espectáculos en vivo y de manera diferida por muchas regiones del país. Hace algunos años que tuve la fortuna de poder presentar un espectáculo dentro del Festival en el Auditorio del Estado y luego también estar presente cuando semanas más tarde se proyectó ese espectáculo en una pantalla gigante en un barrio de Guadalajara mientras la gente comía palomitas. El Cervantino ofrece sus principales espectáculos para aquellos que quieran retransmitirlos de manera gratuita a través de un sencillo catálogo donde llenas aquellos espectáculos que te interesan y te mandan el link para descargarlos.  

Este festival, quizá como la FIL de Guadalajara, tiene en sus años etapas distintas donde su crecimiento ha sido marcado por las personas que lo han dirigido, pero también por aquellos equipos que hacen de las jornadas extenuantes imposibles, aquello posible. Ambos festivales guardan muchas memorias de nuestros afectos y recuerdos entrañables. En mi experiencia todavía recuerdo con gran agradecimiento un equipo que nos recibió de una manera tan profesional, amable y dispuesto como pocos festivales del mundo. Y eso seguro es la experiencia de muchas compañías, de cientos de artistas que han pisado este país a lo largo de estos años. Choferes, cargadores, jefes de foro, coordinadores técnicos, personal de tramoya, acomodadores, taquilleras, encargados de logística, voluntarios, prestadores de servicio social, administrativos, asistentes, personal de limpieza, seguridad, esas personas que no salen en los programas de mano, accionan todo un complejo sistema que hace posible este festival cuya sede principal se emplaza en una ciudad que en términos topográficos no es fácil de sortear para las producciones.   

Para este fin de semana la recomendación es que se lancen a ver el Hamlet de Thomas Ostermeier, un referente de la escena contemporánea imperdible de esta edición.  

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DA/I