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Agárrense confesados

No estamos en tiempo de Cuaresma, pero en el Congreso local empezaron a ver hacia afuera, hacia los demás, en vez de mirar hacia adentro, hacia sus propias acciones, y nos referimos a los recientes acuerdos legislativos donde se convierten en juzgadores de las actitudes de otros. 

El más reciente caso es el del consejero de Comité de Participación Social (CPS) David Gómez Álvarez, y sin entrar a la discusión sobre si actuó de manera correcta o incorrecta, o si hizo esto o aquello dentro y fuera de su vida personal, los diputados locales decidieron juzgar su actuar como servidor público. 

El hecho de pertenecer al Sistema Estatal Anticorrupción les dio la pauta para poder criticarlo en todos los aspectos señalando que no es una persona proba y sería incorrecto ocupar un cargo de esta naturaleza, porque se le acusa de presuntos actos de corrupción, que aún no quedan claros, y pese a cobrar por honorarios y no estar en una nómina oficial. 

Lo criticable es la severidad con un personaje, con un puesto, sin voltear a revisar todos los demás. Ellos mismos han puesto la vara alta para que el resto de los nombramientos que hagan sean intachables. 

Lo peor es que esa severidad también debería verse hacia ellos mismos; parece que fueron ellos quienes arrancaron los tiempos de hacer un mea culpa por sus acciones, sobre todo cuando se viene la época electoral y deben evitar los malos entendidos. 

Los ojos de los ciudadanos estarán puestos sobre ellos, los de las organizaciones civiles, para constatar que su actuar corresponda a lo que se espera de su cargo y que su vida personal no sea cuestionable. Adiós a los viajes en horarios de trabajo, a las contrataciones de los amigos, a los favoritismos en las compras, a las recomendaciones de los familiares y, sobre todo, a desquitar el salario. 

Aquí no estamos para defender a nadie, y sí estamos para recordarles que sí hay que medir las acciones de los que están en cargos que representan a otros y deben ser medidos de la misma manera con la misma severidad. Nadie debe estar exento. 

Y en ese caso da gusto saber que los diputados serán los primeros en poner el ejemplo, empezando por los que votaron este tipo de acuerdos donde piden gente intachable en esos cargos, lo cual no dudamos que así deba ser y eso se espera la sociedad; y también quienes representan al pueblo deben cumplir al cien por ciento con sus tareas porque su salario lo pagan los impuestos de los mexicanos. 

Cada quien debe cumplir su parte: los que gobiernan, los que representan a los ciudadanos, los que tienen una tarea específica a emprender y los ciudadanos que deben de cumplir las reglas de la sociedad. Nadie está exento de cumplir con su papel y en esta sociedad todos debemos jalar la cuerda para el mismo rumbo con el fin de conseguir el beneficio colectivo y el avance de la sociedad. 

Ya arrancaron los procesos electorales, siguen las campañas y esperemos que queden en el olvido los viejos trucos, donde los que tienen el poder tratarán de sacar el máximo provecho para perpetuarse en el mismo, para que gane su partido y sus candidatos. Y aquí es donde hay que agarrar a todos confesados para que no se salgan del carril y cumplan con sus funciones. 

En el caso de los diputados pasaremos lista en las sesiones, en las iniciativas que presentan, en los lugares que frecuentan, en los viajes que hacen para ver si cumplen con trabajar. Nadie debe dejar de hacer lo que dicen las leyes. 

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jl/I