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La vida en series

Qué equivocado estaba mi maestro de sexto de primaria cuando inició nervioso su clase de sexualidad con el libro de Ciencias Naturales queriéndonos enseñar lo que ya de sobra todos sabíamos gracias a Playboy, Caballero y las cátedras de los amigos vecinos grandes de la secundaria. No me refiero a la presentación de los órganos reproductores, sus funciones, el embrión con el embarazo y todas aquellas clases de anatomía para púberes. Me refiero exactamente a cuando dijo que la vida tenía cuatro ciclos que había que enfrentar: nacimiento, crecimiento o desarrollo, reproducción y muerte. Ojalá hubiera sido así de simple. Ojalá fuera así de sencillo como niñez, juventud, adultez y vejez.

En la escuela no nos enseñaron a vivir la vida que está plena de aventuras, emociones, pérdidas y ganancias, éxitos y fracasos, dificultades y descansos, desconciertos y sobresaltos, risas y llantos, momentos de cautela y otros de intensidad. La vida vista en retrospectiva es todo un espectáculo donde se viven dificultades, momentos amargos y afortunadamente otros dulces y agradables.

En un momento somos protagonistas en la escena y en otros, solo secundarios. Mi compadre Enrique me dijo en esas charlas mañaneras con el café en la mano: “Vivo la vida como Netflix, así la recibo por series, temporadas y cada temporada tiene varios capítulos sorprendentes que hay que vivir de la mejor manera”. La vida se vuelve incierta, ya que no podemos controlar todas las variantes ni tomar todas las decisiones ni manipular las reacciones de quienes nos rodean, así que debemos aprender a no tener la mente en el pasado, pues genera depresión; tampoco en el futuro, que provoca ansiedad; debemos manejar el presente del día a día sin estrés.

Ser conscientes de la actitud con la que enfrentamos cada capítulo sabiendo que terminará e iniciará otro y cuando se acaben vendrá la nueva temporada con nuevos personajes.

Amar nuestra serie, nuestra temporada, nuestros capítulos perdonándonos y amándonos para poder compartir esa armonía que da vivir y gozar el ahora. Por ejemplo, una pareja que vive con el temor de la infidelidad no amará plenamente; como el que se tira del paracaídas con miedo, jamás gozará el paisaje y la sensación de libertad, de hecho la real libertad viene de vencer el susto a cualquier situación.

Para gozar un nuevo capítulo hay que entender los ciclos y aceptar su fin. La nueva semilla viene de la muerte del fruto y el fruto, de la muerte de la flor. Si el ser humano toma en promedio 35 mil decisiones durante el día de las cuales 99 por ciento son de manera inconsciente, mecánica, automática y además 90 por ciento de lo que ocurre en nuestra vida no depende únicamente de nosotros, la lección es que primero debemos tener datos reales, evaluarlos para tomar inteligentes decisiones y lo segundo es que debemos saber recibir la vida como mi compadre dijo, como una nueva serie, con nueva temporada y nuevos capítulos que nos sorprenderán, nos gustarán o no, pero enfrentarlos con la mejor actitud y resiliencia posible. Esto debiera ser parte del currículo escolar.

 

jl/I