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Comunicación que humaniza

En su mensaje para la 57 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el papa Francisco advierte que “en el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo es urgente afirmar una comunicación no hostil”.

Argumenta que el mundo necesita comunicadores y periodistas dispuestos a dialogar, comprometidos a desmantelar la psicosis del miedo y a la psicosis por la violencia que se anida en los corazones.

Francisco señala que no debemos tener miedo a proclamar la verdad, aunque a veces sea incómoda, sino a hacerlo sin caridad, sin corazón. Porque el programa humano del cristiano –como escribió Benedicto XVI– es “un corazón que ve” para hacer posible el encuentro con el otro.

Es un llamamiento dirigido especialmente a quienes comunican en un contexto “tan propenso a la indiferencia y a la indignación, a veces sobre la base de la desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad”.

Menciona que este período histórico está marcado por polarizaciones y contraposiciones, que exige el compromiso de una comunicación “con el corazón y con los brazos abiertos”.

Este propósito de comunicación no se refiere exclusivamente a los profesionales de la información, sino que es responsabilidad de cada una de las personas. Insiste el papa en que todos estamos llamados a buscar y a decir la verdad, y a hacerlo con “palabras que hacen bien”, y de conmover incluso a los “corazones más endurecidos”.

Por otra parte, persiste en que la escalada de polarizaciones y violencia hay que frenarla empezando por las palabras, para promover una cultura de paz capaz de superar el odio y la enemistad. “Se ha de frenar cuanto antes también a nivel comunicativo”.

Y, por tanto, insiste: “Se ha de rechazar toda retórica belicista, así como cualquier forma de propaganda que manipule la verdad, desfigurándola por razones ideológicas. Se debe promover, en cambio, en todos los niveles, una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos y comunidades”.

Considera que en el ámbito de los medios la comunicación no fomente el rencor que exaspera, que genera rabia y lleva al enfrentamiento, “sino que ayude a las personas a reflexionar con calma, a descifrar, con espíritu crítico y siempre respetuoso, la realidad en la que viven”.

Resalta en su mensaje que para San Francisco de Sales, patrono de los escritores y periodistas, la comunicación era un “reflejo del ánimo” y una manifestación de que “somos lo que comunicamos”, y su enseñanza aparece en un tiempo en la que la comunicación se instrumentaliza. “Su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía”.

Y se pregunta: “Si vemos el panorama de la comunicación actual, ¿no son precisamente estas características las que debería tener un artículo, un reportaje, un servicio radiotelevisivo o un post en las redes sociales?

Pide por último que los profesionales de la comunicación se sientan inspirados por este santo, buscando y contando la verdad con valor y libertad, pero rechazando la tentación de usar expresiones llamativas y agresivas. Hay necesidad de un lenguaje “que se nutre de cercanía, compasión y ternura”.

El mensaje del papa Francisco concluye subrayando que el esfuerzo por encontrar las palabras justas para construir una civilización mejor es requerido a todos, pero particularmente a los trabajadores de la comunicación, y por ello, pide a los medios de comunicación, que ayuden a todos a redescubrirnos y a “sentirnos cuidadores los unos de los otros”.

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