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Adiós 2023 (in)congruente

Con cierta nostalgia despido este 2023, al saber que el tiempo pasó sin que hubiera avances a una política más congruente, sino todo lo contrario, y sus ejecutores sin siquiera caer en la reflexión.

Seguirlos de cerca es un privilegio que te da pertenecer a este medio para poder conocer el teje y maneje de sus acciones, sus decisiones y sus deseos a futuro; empero también es una situación exasperante porque los conoces un poco más que la impresión pública que ofrecen, y es cuando la insatisfacción llega.

Está comprobado que los políticos cuando andan en campaña son unos, y cuando llegan al cargo demuestran su verdadera personalidad. Muy pocos mantienen su misma sinceridad en su actuar y pensar, y ahora que se acerca el próximo año, el cual será totalmente electoral, volveremos a ver estas máscaras en sus rostros.

Coincidentemente, en este tipo de años se vuelven más tolerantes, más pacientes, más buena onda y casi siempre con una sonrisa congelada cuando la gente se acerca a pedirles un favor o tomarse la fotografía, incluso es la misma pose con los medios de comunicación.

Y esto no ocurre cuando esa misma gente se le acerca en la calle para pedirle la misma ayuda o para recordarle la promesa hecha, y ahí es cuando simplemente contestan que tienen mucho trabajo, lo cual puede ser cierto, pero al fin y al cabo son políticos, y cuando mucho los derivan con sus asistentes.

También es penoso escuchar las promesas de campaña que ni ellos mismos creen que puedan cumplir, y que únicamente lo hacen para obtener los aplausos y las porras inmediatas en sus actos electorales, buscando simplemente agradar dando falsas esperanzas ante situaciones que les aquejan para que voten por ellos. Esto es lastimoso cuando se dice sólo con este fin y no con la intención de cambiar la situación.

Tampoco sirve de nada que los compromisos se pongan en papel y se firmen porque aun así está evidenciado que incumplen y ni les aqueja hacerlo.

Para muchos de ellos es normal mentir o decir verdades a medias, es algo así como un mal necesario que todo dan por sentado, sobre todo porque los electores muy pocas veces los confrontan o les reclaman estas incongruencias.

Ojalá que en las próximas elecciones haya más ciudadanos que les cuestionen y les pidan más detalles de sus promesas, en vez de sólo escucharlos; que los increpen, que les saquen compromisos claros y que luego les recuerden con video en mano lo que prometieron.

Este año tanto alcaldes como diputados, incluso el gobernador, tienen cientos de acciones por las cuales pueden ser evaluados no solamente respecto al cumplimiento, sino en cuanto a su congruencia entre el decir y el hacer; aquí es donde debería de haber una herramienta para poder tener claro la congruencia entre lo que prometieron y lo que hicieron estando en el cargo para poder facilitar la evaluación del político y decidir el respaldo.

Se va un año que resultó muy desgastante por la forma de hacer política, donde únicamente importa el mensaje que ellos quieran transmitir, y no resolver las dudas que quedaban a los ciudadanos, a los opositores o a los medios de comunicación.

Se va un año con reproches a los medios de comunicación por revelar la información en un formato diferente al que las autoridades les hubiera gustado escuchar, y por no perdonarles sus errores.

También se va un año donde las incongruencias políticas se evidenciaron con el voto a favor de causas que criticaron en el pasado.

La congruencia parece ser algo imposible entre los políticos, y más cuando la estructura tiene tantas grietas para no cumplir con lo que debes y para poder disfrazar la ineficiencia.

Se va un año muy violento, inseguro y denostativo, y deseando que 2024 sea todo lo contrario, donde la libertad de expresión sea una garantía y el rendimiento laboral sea una recompensa remunerada con valentía y congruencia. Un año donde cada quien haga lo que le toca por el bien de todos.

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jl/I