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UdeG olvida agravios por presupuesto

Los principales actores de la comunidad universitaria olvidaron todos los agravios y las ofensas que recibieron en los últimos dos años ante el pleito que protagonizaron contra el gobierno del estado.

La guerra de declaraciones, de ofensas y de acusaciones quedó en el olvido porque ayer fue un día de fiesta en el recinto legislativo.

Resultó confuso, incongruente y hasta irrisorio ver a los mismos personajes que durante dos años estuvieron atacando a la Universidad de Guadalajara, en diferentes temas, incluso firmaron desplegados, grabaron videos y participaron en marchas, y ayer se tomaron la foto con el diploma que les dio la universidad, con el rector que antes parecían odiar o con la camiseta que les acaban de regalar.

Así de cómoda es la política y así de fácil todo da un giro de 180 grados.

Casi toda la plana mayor de la Universidad de Guadalajara estuvo presente en esta fecha histórica, porque sí pasará a la historia este día en que la universidad pública ya no tiene que regatear recursos.

Aquí no nos sorprende el cambio de opiniones o las discusiones diversas porque siempre es válido argumentar, pero la facilidad de no defender puntos de vista que tuvieron en el pasado y ni siquiera disculparse o dar una explicación de este revire, eso sí es imperdonable.

Hasta el momento, todos los diputados locales que en su momento criticaron a la universidad, hoy en sus redes sociales solo presumirán un hecho histórico y no darán ninguna explicación del porqué antes la atacaban y ahora parece que ya lo olvidaron.

En su momento hasta le reclamaron que no había papel en los baños cuando tenían un presupuesto para ello o que el auditor universitario fuera nombrado por el Congreso para poder confiar en que sus finanzas estaban sanas.

En ese momento, el rector tuvo que defenderse de todas las acusaciones que le hicieron cuando pedía más recursos, y ahora simplemente le sonrieron.

También quedaron en el pasado las exigencias de que fuera más transparente, que explicara la administración de su presupuesto, del porqué tenía un alto sueldo el rector, del gasto de las empresas universitarias, los casos de violencia de género en la comunidad universitaria o los funcionarios dobleteros: todo eso ya no importó el día de ayer y tampoco hicieron algún comentario al respecto.

Hubo 198 marchas, la última fue de la prepa 10 el 27 de marzo del año pasado y todo este tipo de situaciones quedaron sólo en el recuento de los medios de comunicación porque los actores políticos ya olvidaron este tipo de adversidades y sólo quieren ver hacia adelante, ver el vaso medio lleno.

Y como dijo alguien que estaba sentado en las butacas, parece que tuvo que morirse un personaje para que pudiera haber ese diálogo que se pidió durante dos años.

Ayer parecía que el nombre de Raúl Padilla López no debía mencionarse, muy pocos de los que tomaron la palabra en tribuna lo hicieron, algunos de manera valiente y otros ni siquiera lo mencionaron quizás para no meterse en problemas o para no crear un ambiente hostil.

Y los que un día dicen una cosa y al otro día lo contrario, simplemente siguieron con sus discursos de que todo está bien y no tuvieron empacho en repetir palabras contrarias a las que habían pronunciado tiempo atrás pero así es la política el decir lo que se quiera en cada instante apelando a que la sociedad tiene memoria corta o no recuerda el pasado.

Seguramente este tema será usado para pedir el voto en las campañas por quienes ahora lo aprobaron, y estaremos atentos en recordarles las críticas que en su momento hicieron, mientras no expliquen por qué este cambio de posición.

Aunque todos sabemos la respuesta: que no tienen postura propia y que simplemente hicieron los que les dijeron, y así quedó hoy evidenciado.

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jl/I