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Filme de Ford Coppola divide a Cannes

CONTROVERSIAL. Megalópolis recibe moderados aplausos y abucheos durante el festival francés. (Foto: Agencia EFE)

Megalópolis, la esperada película de la leyenda del cine Francis Ford Coppola, una obra monumental gestada durante años, se estrenó finalmente este jueves en Cannes, donde compite por la Palma de Oro.

Sin embargo, las opiniones estuvieron divididas sobre si era una obra maestra o una historia confusa, esto antes, durante y después de la gala oficial del filme que reunió en la alfombra roja a muchas estrellas de Hollywood, capitaneados por el protagonista, Adam Driver.

Arropando al cineasta aparecieron Jon Voight, Shia Labeouf, Laurence Fishburne y Aubrey Plaza, entre otros.

El director llegó con sombrero de paja y un bastón en la mano, del brazo de su nieta, Romy Mars, hija de la cineasta Sofia Coppola.

Algunos periodistas que asistieron a proyecciones previas silbaron, otros aplaudieron, algunos incluso abuchearon. Al final de la gala oficial, el filme de más dos horas, fue aplaudido, pero sin excesivo entusiasmo.

Megalópolis cuenta los esfuerzos de un ambicioso arquitecto para hacer renacer Nueva York, ante la oposición del alcalde.

Pero en realidad Coppola, de 85 años, esboza la historia como una parábola: Nueva York como la Roma republicana, Estados Unidos como un imperio en decadencia.

“Muchas gracias a todos. Es imposible encontrar palabras para decirles cómo me siento”, dijo Coppola, que dijo que los actores con los que ha trabajado en un proyecto que empezó a idear cuando rodaba Apocalypse now (1979) también son su familia.

Y añadió, dirigiéndose a la audiencia: “De hecho, como dice César (el protagonista del filme, interpretado por Adam Driver)’Todos somos una familia’”.

“Al final, es a eso a lo que debemos jurar lealtad: a toda nuestra familia y a este hermoso hogar, la Tierra, que tenemos. Ese es mi deseo. Que los niños hereden de nosotros este hermoso mundo”.

“Lo más importante que tenemos, la palabra más hermosa que hay en cualquier idioma es esperanza, hope. Y a eso le quiero dedicar esta película, a la esperanza y a los niños. Hay que hacer un mundo para los niños”.

Coppola, de 85 años, pronunciaba estas palabras en el interior del teatro mientras en el exterior se empezaban a publicar las primeras críticas de su película, que algunos la consideran “sin vida” o un “desastre con terribles actuaciones” y otros la califican de “verdaderamente épica”.

El veterano realizador estaba acompañado por una gran representación del equipo del filme y por varios miembros de su familia e interrumpió el aplauso de los asistentes a la proyección el Grand Théâtre Lumière para presentar a su hijo, Roman, su hermana Talia Shire, y su nieta Romy Mars.

jl/I