El reciente aumento al salario mínimo, que lo eleva a 315 pesos diarios –casi 10 mil pesos mensuales– representa un avance significativo para los trabajadores del país. Por primera vez, explicó Luis Ignacio Román Morales, académico de la Universidad Autónoma de Nayarit y colaborador de NTR, el monto se acerca a cubrir el costo de dos canastas básicas, nivel considerado mínimo para sostener a una persona.
Sin embargo, advirtió que el incremento también tiene un lado complejo cuando se presenta como una medida aislada, pues puede generar dificultades para los micro y pequeños empresarios. Recordó que, según la ENOE, el 31% de los empleadores en México percibe un salario mínimo y otro 40% gana entre uno y dos salarios mínimos. En este contexto, muchos pequeños negocios pueden verse orillados a la informalidad, aumentando su proporción dentro del mercado laboral.
Morales explicó que en regiones donde el salario mínimo resulta, paradójicamente, superior al salario medio, se requiere complementar el aumento con políticas de apoyo directo a pequeñas y microempresas. Esto implica facilitar su acceso al mercado, a créditos y a mecanismos de crecimiento que les permitan competir frente a monopolios y grandes corporativos que concentran buena parte de la economía nacional.
Si el mercado continúa altamente concentrado, añadió, será difícil que los pequeños empleadores generen condiciones laborales dignas. Por ello, insistió en que cualquier incremento al salario debe ir acompañado de mejoras estructurales que realmente nivelen el terreno de juego y fortalezcan a los sectores más vulnerables de la economía.










