Sydney Sweeney y Amanda Seyfried interpretan personajes que oscilan entre los roles de víctima y perpetradora en ‘The Housemaid’, un thriller que aborda de manera inusual la violencia doméstica: “Fue muy catártico perder la cabeza”, dijo Seyfried en una entrevista con Efe.
La película dirigida por Paul Feig se estrena hoy en salas y sigue la llegada de Millie Calloway (Sweeney), una joven con serios problemas económicos, a la misteriosa y acaudalada casa de la familia Winchester, donde es contratada por Nina (Seyfried) como empleada doméstica interna.
Sin más pertenencias que una mochila con ropa y un auto viejo, Millie se instala en la habitación más alta de la residencia que no cuenta con ventilación, ni llave, cuya particularidad siembra desde el principio una extraña sensación de desconfianza.
“Lo fascinante y divertido de estos personajes y de su relación es que piensas que son completos, parece que todo es perfecto por fuera. Pero cuando vas quitando capas, descubres algo completamente diferente. Es muy divertido interpretar a personajes que no son lo que parecen”, explicó Sweeney.
La película, basada en el libro homónimo de Freida McFadden, se inscribe en el género de thriller psicológico, con elementos de comedia negra y tensiones románticas que atraviesan la historia también protagonizada por Brandon Sklenar en el papel de Andrew Winchester, el esposo perfecto.
La relación entre Millie y Nina se construye sobre una dinámica de poder cambiante, donde la manipulación y la violencia doméstica no solo atraviesan el vínculo matrimonial, sino que se proyectan también sobre la trabajadora, atrapada en una estructura de control en la que Andrew participa de forma ambigua y seductora.
Interpretar a Nina llevó a Seyfried a explorar un intenso espectro emocional, dando vida a una mujer aparentemente inestable, marcada por el odio, la envidia y los celos.
Para la actriz, fue fundamental entender que la venganza guiaba a su personaje: “No como una emoción pasajera, sino como un impulso que la empuja a derribar a otros de manera fea pero necesaria, una fuerza que refleja la complejidad moral del personaje”, consideró.
A ratos, Amanda Seyfried enloquece en la pantalla mientras que Sweeney, aterrada, observa cómo la mujer pierde el control y en arrebatados ataques de ira, sin otra opción que soportar la situación debido a su precaria posición y a un oscuro pasado.
Para la actriz de ‘Christy’, uno de los mayores desafíos al interpretar a Nina fue asumir el papel de los ojos de la audiencia, un reto que la obligó a no adelantarse a los acontecimientos en una historia llena de giros argumentales.
A lo largo de la película, tanto Nina como Millie intercambian roles de víctima y victimaria, sorprendiendo a la audiencia con varios giros inesperados que incluso abren la puerta a una secuela.

SORPRESAS. La cinta también se aleja de los clichés sobre las relaciones femeninas, tanto de amistad como de rivalidad. (Foto: Especial)
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