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Partidos: los retazos del PAN

Apenas concluyeron las campañas y aún no se emite ningún voto, pero en el Partido Acción Nacional comenzaron ya a velar armas cuando advirtieron el probable resultado electoral del domingo próximo. Hoy los grupos y corrientes internas se preparan para disputarse lo que quede del otrora poderoso blanquiazul.

Sin duda, después del 1 de julio encontraremos un panismo quebrado, dividido, sin rumbo, con un destino incierto, en donde los minutos de vida que le quede a la actual dirigencia que encabeza Damián Zepeda, a no pocos se les harán eternos en tanto que a otros más les parecerán muy cortos, con menos de 60 segundos, ansiosos de tomar las riendas de un partido que cedió todo a sus aliados con tal de quedarse con lo que consideraron era la joya de la corona: la candidatura presidencial.

Gobernadores, legisladores, integrantes de un grupo o de otro, ya se frotan las manos en espera de entrar en acción para tratar de revivir al moribundo que dejará el proceso electoral de 2018 y, por supuesto, quedarse con el control del partido.

El control de daños que tendrán que hacer los panistas no será fácil, pues si los responsables de su desgracia no aceptan que lo son y pretenden disputarles a sus adversarios internos el partido, entonces la agonía puede hacerse eterna y ser difícil que las heridas cicatricen pronto.

Y en este escenario de desastre dentro del PAN habrá que incluir a todos aquellos militantes que se fueron para apostarle a otro candidato u otra fuerza política, y que si quieren regresar mucho tendrá que ver quién finalmente se queda con el partido.

Que el día del cierre nacional de la campaña de Ricardo Anaya, en León, Guanajuato, un grupo de siete gobernadores –de los 12 que hay– se haya pronunciado por una refundación de su partido, el PAN, no es cosa fortuita, no es mera coincidencia, pues eligieron muy bien el día y ellos sabían con qué propósito. Y el destinatario del mensaje era solo uno: su candidato presidencial.

Pero lo que suceda a nivel central en Acción Nacional no será diferente a lo que vivirán en diversos estados, donde la militancia fue bastante lastimada, como es el caso de Jalisco y Morelos, por mencionar dos casos emblemáticos con este problema. Muchos serán los rechazados y no pocos los olvidados, pues resulta difícil creer que bastará con un borrón y cuenta nueva y… ¡para adelante! No, esto no será así, sin que pretenda ser catastrófico. Pero por el tamaño del daño, de la misma dimensión tendrá que ser su reparo.

En el otro extremo de quienes conformaron la coalición Por México al Frente está el partido Movimiento Ciudadano que comanda a nivel nacional Dante Delgado y que será el gran ganador en esta contienda, junto con las franquicias que tiene en diversos estados como Jalisco, por supuesto, pues recibieron de Anaya una cantidad de candidaturas con amplias posibilidades de ganar que nunca se imaginaron tener en sus manos.

Por supuesto que el ejemplo más categórico del pago de Anaya por convertirse en candidato presidencial se lo dio a Movimiento Ciudadano en Jalisco, estado donde el partido naranja tiene una fuerza como en ninguna otra entidad y donde el panista le apostó que harían la mayor y mejor propaganda a su favor, cosa que no sucedió.

Movimiento Ciudadano tendrá una cantidad de diputados locales en distintos estados que nunca creyó tener, así como senadores y presidentes municipales, con lo que queda demostrado que el mejor negociador -¿mera coincidencia?–, de los dirigentes de los tres partidos, fue el veracruzano Delgado Rannauro.

Así, mientras MC estará seguramente saboreando las mieles de la victoria, en el PAN y el PRD estarán rumiando su fracaso; y mientras el primero estará en una disputa por sus restos, el segundo colgará de un hilo para no perder el registro.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I