INICIO > PASION
A-  | A  | A+

Un Rayo inmortal

(Foto: Especial)

El trueno del Rayo de Jalisco dejó de escucharse tras su fallecimiento el jueves, pero el impacto que dejó a través del tiempo queda como un legado ejemplar en el mundo de la lucha libre mexicana.

La mejor herencia queda en manos de su hijo Rayo de Jalisco Jr, quien desde hace más de 40 años recibió el honor de continuar la leyenda.

Maximino Linares Moreno quedó identificado por siempre con el público tapatío, pero curiosamente no era oriundo de Jalisco como lo señala su nombre de batalla en los cuadriláteros. En realidad, había nacido en la Ciudad de México, en el barrio histórico de La Candelaria de los Patos un 22 de noviembre de 1932.

Pese al glamour y la fama que lo rodeó en la cumbre de su carrera de más de tres décadas, la infancia de Max no fue sencilla y sufrió por las carencias económicas, pero pese a todo siempre encontró el lado positivo en la adversidad.

El gusto por la lucha libre nació desde entonces en sus primeras andanzas con su padre, que lo llevaba a ver las funciones en la Arena Roma Mérida, y al darse cuenta que era un modo de sobrevivir siguió los pasos de su hermano Tony Sugar, quien ya era luchador profesional.

Sin embargo, al aparecer por vez primera en 1950, Linares no debutó en la lucha con el popular mote con el cual se proyectó al mundo, sino como Míster Misterio y después como Doc Curtis.

Pero bajo dichos apodos Max no despegaba, hasta que vino la inspiración al ver las películas de La Sombra Vengadora, un personaje ficticio interpretado por el actor español Fernando Oses que utilizaba una máscara y vestimenta oscura con rayos blancos.

A la indumentaria se le hicieron algunos cambios para evitar problemas legales, y de La Sombra el nombre mutó a El Rayo. En una gira por Monterrey, el promotor le preguntó de dónde era, y Max respondió: “De Jalisco”, por lo que así fue presentado como el Rayo de Jalisco.

La leyenda arrancaba en el inicio de la década de los 60 con un luchador carismático, de baja estatura pero muy corpulento y a la vez ágil que recurría mucho a la lucha aérea, distinguiéndose por su famoso tope en reversa que noqueaba a sus adversarios, además de sus fintas estilo torero que enloquecían a sus seguidores. 

El Rayo enfrentó a los rudos más aguerridos de la época como Ray Mendoza, René Guajardo, Karloff Lagarde y Ángel Blanco, entre otros, para después ganar las máscaras de Guerrero Negro, La Bestia, Míster Sangre y la de los Hermanos Muerte en dupla con Huracán Ramírez.

La última batalla del Rayo sería en 1989 apostando la máscara ante Blue Demon, quien lo venció en la tercera caída.

“Mi papá fue un gran luchador con mucha disciplina, un extraordinario ser humano, que fue humilde con mucha gente. Él repetía constantemente que solamente con alzar una mano ponía a gritar a la gente por el don que tenía”
Marisela Linares, hija del Rayo de Jalisco

“El Rayo de Jalisco para mí es una leyenda viviente que siempre es un ejemplo para todo el público. Se nos ha ido un luchador muy importante”
Espectro Junior, ex luchador

3

veces campeón del mundo de peso Medio por la NWA

2

Títulos como campeón nacional de parejas con El Santo

1

campeonato de Occidente conquistado en peso Welter

4

películas realizadas durante su carrera como luchador

Despedida de “señorón”

El cuerpo de Max Linares fue velado desde la noche del jueves en la capilla Misión San José, y ayer se ofreció una misa de cuerpo presente en el templo Sagrado Corazón de Jesús, cercano al barrio de San Juan de Dios.

La ceremonia fue discreta en donde estuvieron los más allegados al gladiador. Su hija Marisela Linares lo recordó como un ser humano increíble.

“Mi papá fue un gran luchador con mucha disciplina, un extraordinario ser humano, que fue humilde con mucha gente. Él repetía constantemente que solamente con alzar una mano ponía a gritar a la gente por el don que tenía, por la facilidad que tenía para hacer las cosas, y que todo se le ocurría al momento”.

Por su parte, Espectro Junior, uno de los tantos rivales en el ring, también lamentó su fallecimiento.

“El Rayo de Jalisco para mí es una leyenda viviente que siempre es un ejemplo para todo el público. Se nos ha ido un luchador muy importante como el Rayo, no tengo palabras para describirlo, pero es un maestro y un señorón. Yo luché contra él y significó mucho cuando lo enfrenté a él y a su hijo junto a mi padre”. Omar Fares

fv/i