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Política exterior

Para los mexicanos que apoyaron con su voto a AMLO, la llegada al poder de un gobierno de izquierda que ha ofertado el combate a la inseguridad, a la corrupción y la impunidad de manera central, constituye un motivo de esperanza, de lograr en los hechos las palabras del malogrado sonorense Luis Donaldo Colosio, en el sentido de que “México no siga intentando soluciones que permitan el crecimiento acelerado y cancelen las posibilidades de reforma social o de realización de los valores humanos“.

A 24 años de distancia, las palabras de Colosio enfrentan hoy día, en materia de política exterior, complejidades mayores que conviene analizar.

Un primer aspecto, es el entorno latinoamericano. Mientras que en los últimos 20 años esta región vivió el auge de la izquierda, cuando en nuestro país, el neoliberalismo se manifestaba a plenitud, hoy la situación es opuesta. La llegada de la izquierda en México en un momento en donde los principales países de la región están atendiendo la tesis del péndulo, yendo hacia la derecha, nos coloca en una posición a contracorriente, en donde nos tocará jugar de forma individual en el concierto regional de éstas naciones, un aspecto que no podemos dejar de considerar.

Otro aspecto es la división de poderes; uno de los retos más importantes será saber manejar los tiempos y formas. A pesar de las mayorías logradas en el Legislativo será trascendental saber aprovechar el bono democrático, la mayoría respetando las formas; un reto difícil, cuando es sabido que habrá propuestas que encontrarán reticencias y se podría tener la tentación de buscar intentar sortearlas por el camino fácil de la mayoría. No debiera hacerse porque el bono democrático es poderoso pero también volátil. Mientras que, si el actual gobierno llega con la suficiente fuerza, y a pesar de ello respeta los tiempos, podría ganar legitimidad. Si asume con madurez el poder logrado puede y debe hacerlo.

Otro aspecto son los cuatro meses que aún le quedan al actual gobierno, en los que habrá tratados y acuerdos pendientes y posibles de firmar. El TLCAN es el principal de todos. Se habla de que éste podría firmarse en las próximas semanas. Interesante analizar los beneficios y/o perjuicios de una firma en este tiempo de transición, que si bien, es perfectamente legal, podría dejar secuelas de consecuencias difíciles de manejar. ¿Quién pierde o quién gana con una firma en este momento? La mera pregunta constituye un reto a dilucidar.

Otro reto en nuestra agenda con EU es la seguridad, un tema en donde hay una gran opacidad. Mientras que en el país vecino la institución que se ocupa de este tema es el DHS; en nuestro país, si seguimos el más estricto protocolo no hay mucha claridad al respecto. Sabemos por los hechos que la institución interlocutora a partir del presente gobierno federal es la Segob, pero durante el gobierno de Calderón lo fue la SRE que, en el marco de la Iniciativa Mérida dejó a las agencias de seguridad estadounidenses, hacer y deshacer en nuestro país. No hay mayores datos en el legislativo, qué decir en la ciudadanía.

Twitter: @acanovelez

JJ/I