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La tecnología y el trabajo

Mientras que el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ya pasó a ser un asunto de seguridad nacional en otros países (hace apenas un par de días, el Pentágono estadounidense dio el anuncio), en México la política en materia tecnológica, contenida en instrumentos como la Estrategia Digital Nacional, se antoja más bien ingenua. Se habla de la tecnología y de la innovación como si éstas araran un camino directo al desarrollo económico y social.

Parece ser que las cosas podrían estar teniendo una segunda lectura. Apenas el 24 de agosto concluyó el Foro Internacional Mundo 4T, en el que participaron agencias gubernamentales como la STYPS y el Conacyt, al igual que organismos internacionales como la OCDE.

Un encuentro de estas características parece responder a una cierta ansiedad sobre el impacto de la tecnología en el trabajo. ¿Qué pasa si automatizan nuestro empleo?, ¿si las máquinas se vuelven la nueva fuerza laboral?

En una de las charlas del foro llamado Nuevas habilidades ante el cambio tecnológico exponencial, se habló acerca de las competencias necesarias para el mercado laboral ‘del futuro’, tomando implícitamente como punto de partida el riesgo que acarrea la automatización para la estructura económica actual.

Entre dichas habilidades estaban el dominio de las matemáticas, saber comunicarse, conocimiento básico de la ciencia, creatividad, así como capacidad de innovación y de resolver problemas. Sin entrar en muchos detalles, este tipo se consejos se quedan en un terreno muy ambiguo. ¿No será que lo que quieren decir es que los jóvenes deben enfocarse exclusivamente en carreras de ciencia y tecnología? ¿Qué pasará con todas las demás? ¿Cuáles carreras están en riesgo? ¿Qué medidas tomarán el gobierno y las universidades públicas al respecto? ¿Debemos ceder ante la dictadura del mercado?

Aunque la amenaza de la tecnología que nos robará nuestros empleos ya está más cerca de lo que pensamos, habría que pensar también en la necesidad de regular otras tecnologías que han impactado la forma de trabajar. Mientras en Francia se aprobó la legislación que regula el uso de smartphones fuera de horas laborales, en muchas empresas e instituciones públicas mexicanas se espera que los empleados estén conectados prácticamente todo el tiempo. Hay que recordar que México es el país de la OCDE que más horas trabaja al año debido a las pocas vacaciones y descansos, por encima de lugares con una cultura de intensas jornadas, como Corea del Sur y Japón.

También hace falta revisar la ley en materia de trabajo a distancia o teletrabajo, para asegurar que el trabajador está protegido de los accidentes laborales pese a que no se encuentra en instalaciones de la empresa, por ejemplo.

En resumen, no sólo vamos tarde en la discusión sobre la regulación del impacto de la automatización y la IA en el mercado laboral, sino que no nos hemos puesto al corriente ante los cambios tecnológicos que ya están aquí.

Opinión de: [email protected]

JJ/I