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Viejos males

Las tecnologías de información y comunicación y las redes sociales juegan en estos momentos un papel importante en la ruptura por un lado o socialización por el otro, y que la gente tenga acceso a información de todo tipo, color y/o de interés comunitario.

Pero esta red de comunicación trastoca –no siempre– los valores básicos, elementales y universales del ser humano como el respeto, tolerancia, equidad, honestidad, gratitud, igualdad –de oportunidades– entre los seres humanos, valores que desde nuestro muy particular punto de vista están en lista de espera en nuestra sociedad por demás golpeada por motivos que son bastantes y que no se erradican a pesar del flujo de información.

En este mundo globalizado parecería ser que lo único que interesa en nuestro contexto es prohibir hablar, pensar, escribir y lo que más conveniente es hacer mutis y en el caso extremo solamente simular.

Desde el acoso sexual hasta llegar a la violación, el doping, la intolerancia, discriminación, discrecionalidad, inequidad de género, segregación, traición, el robo y la corrupción son aspectos cotidianos en nuestra vida social, y en la cultura física y deportes, obviamente, también se presentan de manera corriente estos aspectos y por lo general con premeditación, alevosía y ventaja, nada de casualidades.

Y no solamente como vida del entrenador–deportista y su pequeño entorno, sino en todos los que están en contacto de alguna u otra forma en la dinámica misma, principalmente del deporte en cualquiera de sus manifestaciones y categorías.

Una de estas expresiones es la docencia–aula, que es en dicha área donde se combina perfectamente deporte, locura y academia.

Hace falta un pequeño ingrediente cuantitativo o cualitativo a ese ser humano para que tenga un cambio y que salga su verdadero yo, ése que lo ha tratado de controlar y esconder para que no emerja de la profundidad de todo su ser, pero finalmente gana su esencia.

Podremos estar muy adelantados en tiempos de inteligencia artificial y sociedades del conocimiento, pero ese factor humano hace mella en lo individual y se refleja en lo grupal, y en este momento de cambios de todo tipo, principalmente los políticos, los docentes se transforman y salen todos esos viejos males; pobre de ellos y sus demonios.

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JJ/I