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Volando bajo

El que se fía de cualquiera demuestra tener poca discreción y sensatez; el que de nadie se fía muestra tener todavía menos
Arturo Graf

Ando volando bajo… dice la canción y el asunto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) ha seguido ocupando espacios en los medios de comunicación. La descarada imposición de la propuesta de Andrés Manuel López Obrador y asociados cercanos ha demostrado, dicen muchos, el estilo de gobierno que predominará durante los seis próximos años.

Podríamos decir que, en mayor o menor medida, es algo que ya se había señalado, desde mucho antes de la elección del 1 de julio. De hecho, ya hay quienes van más allá y auguran que con una consulta así de ilegal y manipulada como ésta con la que el pueblo sabio definió la ubicación de la terminal aérea, López Obrador prolongará su periodo de gobierno más allá de los seis años que constitucionalmente le corresponden. Malos presagios estos, ya que, por lo que ha podido verse, aún antes de la toma de posesión sus decisiones han sido caprichosas y amañadas, sin importar que las opiniones de los expertos, ni de nadie más, le lleven la contraria.

La decisión de la triple ubicación de las terminales –que provocará en quienes viajen a la CDMX el temor de que un traslape en las rutas aéreas pueda provocar un incidente fatal– fue tomada sobre las rodillas, sin considerar toda la información existente sobre Texcoco, en contraposición con los inexistentes datos acerca de la Base Aérea Militar de Santa Lucía ni revisar siquiera la validez de los análisis que aseguran que no será posible la actividad aérea simultánea de ésta con el actual aeropuerto de la Ciudad de México.

En fin, temas ya hablados y discutidos todos en cuanto foro público y privado ha habido desde que se conocieran los resultados de la señalada consulta; además, claro, de las mesas de los cafés y las sobremesas en los restaurantes.

Dimes y diretes

El lago de Texcoco quedó seco hace mucho tiempo, convertido en un terregal del cual, en tiempo de secas, el polvo se levanta con facilidad. De allá es de dónde, decían nuestros padres, llegaban los polvos arrastrados por las famosas tolvaneras de febrero desde hace décadas. El proyecto del NAICM en Texcoco contempla el rescate y el resguardo de parte de las áreas verdes que ahí existieron, así como sistemas de filtración y captación adecuados de las aguas pluviales.

Se ha dado a conocer en los últimos días material fotográfico que muestra las zonas aledañas a la Base Aérea Militar de Santa Lucía. Muestran pueblos, bosques, zonas de cultivo y la laguna de Zumpango, ésa sí, con bastante agua, aves y otro tipo de fauna propia del lugar. Nadie ha levantado la voz en defensa de los pobladores de la región ni de los ecosistemas que se verán afectados irremediablemente por la construcción de las instalaciones necesarias para el funcionamiento de ese aeropuerto como terminal internacional de la CDMX. ¿Dónde queda la congruencia del gobierno electo y sus fanáticos seguidores en todo esto?

Sospechosismo

Finalmente, tras conocerse el resultado de la consulta, AMLO se ha reunido con algunos de los empresarios que ostentan la titularidad de los contratos para la construcción del NAICM. Al salir de dichas reuniones, los capitanes de tan importantes empresas han expresado su conformidad con la decisión y han asegurado que no emprenderán acción alguna para hacer valer sus contratos o recuperar lo invertido en el más de 30 por ciento de avance de la obra hasta el momento.

Se sabe que todos se mancharon en sus presupuestos, de cuyo ajuste podría derivarse una importante reducción en el costo del NAICM. Cabría también la pregunta sobre las razones que los llevaron a aceptar, así nada más, las pérdidas: ¿los convencieron con promesas de nuevos contratos o cómo fue que les torcieron la mano?

@BenitoMArteaga

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JJ/I