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Expira sexenio

A finales de noviembre de 2012 se esperaba con ansiedad la culminación del gobierno de Felipe Calderón, con la zaga de violencia y muerte que dejó su guerra contra el narco, y la llegada del nuevo gobierno, del “nuevo PRI”, que prometía una nueva estrategia de seguridad, el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, un crecimiento más dinámico y una modernización estructural.

Los primeros meses fueron más que una luna de miel con las cúpulas empresariales, un amor ciego: del “mexican moment” (2013) al “saving Mexico” (2014), las instancias defensoras del libre mercado no se cansaron de elogiar a Peña Nieto, primero por su Pacto con México y luego por sus reformas estructurales. La BMV reaccionó positivamente al inicio del actual presidente en funciones: el IPC cerró en los 41 mil 834 puntos el último día del gobierno de Calderón y para el 29 de enero alcanzó los 46 mil 075 puntos. En otras palabras, la inversión en bolsa alcanzó una ganancia promedio de 10.1 por ciento en sólo dos meses. Además, al cierre de noviembre de 2012 el dólar (interbancario) se cotizaba en $12.94 pesos y un par de meses después había bajado a $12.72. El gobierno de Peña parecía ir viento en popa.

¡Qué lejos estamos de aquella imagen! Pareciera que no han pasado seis, sino muchos más años de deterioro. La IPC anda alrededor de los 42 mil 300 puntos y el dólar alrededor de los $20.2 pesos. En otras palabras, la BMV ha acumulado un rendimiento de 1.1 por ciento nominal con respecto al último día de gobierno de Calderón (los que implica una fuerte caída al descontar la inflación y al medirlo con respecto a la paridad peso–dólar), y una caída de 8.2 por ciento frente aquel 29 de enero de 2013. Esto no es sólo el resultado de los conflictos AMLO–empresarios de las últimas semanas, sino el resultado de un largo periodo de estancamiento. En cuanto a la paridad del peso, el dólar cuesta ahora 56 por ciento más que al final del periodo de Calderón.

Pero siempre ha habido crecimiento en el actual sexenio y se ha creado empleo como nunca, dirían los anuncios oficiales. Cabe recordar que se modificó el modelo del cálculo del PIB, aumentando el peso de las telecomunicaciones y de los servicios financieros, lo que revirtió la tendencia a un crecimiento menor al del sexenio de Calderón, mismo que fue inferior al de Fox, aquel menor que el de Zedillo y ese inferior al de Salinas. La liberalización ha estado lejos de cumplir la promesa del crecimiento. En materia de empleo, los ingresos de los trabajadores tienden a concentrarse alrededor de los dos salarios mínimos y a ser más precarios y vulnerables, aun dentro de la formalidad, dado el auge de la subcontratación y la eventualidad. ¿Cómo pasamos del prometedor inicio al triste final?

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JJ/I