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La Casa de los Perros, un lugar de leyendas

Relevancia. La única parte que se ha conservado intacta desde su construcción es la fachada, conocida por todos los tapatíos. (Foto: Humberto Muñiz)

Entre las fincas que engalanan las calles del Centro Histórico de Guadalajara, la Casa de los Perros, sede del Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (Mupag), es una de las más emblemáticas tanto por su valor arquitectónico como por las historias alrededor de la finca.

Este edificio, que se ubica en el número 225 de la avenida Fray Antonio Alcalde, a unas cuadras de la Catedral de Guadalajara, es ampliamente conocida por su fachada, que tiene en los extremos dos figuras de perro, una a cada extremo.

Por si fuera poco, en su interior se asentó sido la primera imprenta de Guadalajara en 1792. Allí se imprimió El Despertador Americano, el primer periódico independentista de América, y editado entre 1810 y 1811 por Francisco Severo Maldonado y José Ángel de la Sierra.

La casa pasó por las manos de varios propietarios, e incluso ha tenido diversos usos; sin embargo, el más relevante de todos es el que se le da actualmente: un museo y que se ha conservado activo desde el 11 de agosto de 1994.

La única parte que se ha conservado intacta desde su construcción es la fachada, ya que el inferior fue modificado para dar paso a una residencia que contaba con corredores tachados, alberca y un lugar de descanso, y que 1949 perdió gran parte de su extensión para dar lugar a la ampliación de la avenida sobre la que se encuentra.

Los perros

Cualquier tapatío sabe sobre la leyenda que le da su nombre a esta casa. Según se cuenta, las estatuas de los perros fueron colocadas por un ingeniero de apellido Villaseñor, tras la autorización de los dueños de entonces: Jesús Flores y Ana González Rubio.

Ambas figuras se mandaron traer de la casa J.L Mott Iron Works, de Nueva York, y apuntan hacia el norte y el sur de la ciudad.

Las estatuas se convirtieron en las guardianas del lugar. La leyenda afirma que ciertas noches, en su celo de vigilantes, los perros cobran vida y caminan sobre la fachada del edificio.

Lo cierto es que los perros presentan fisuras y daños hechos por algunas balas, resultado de haber sido utilizados como blanco por militares, quienes anteriormente se resguardaban en el actual edificio de la Secretaría de Cultura (SC).

Las anécdotas

Víctor Ortiz, ex director del Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, cuenta otras historias relativas al lugar.

Una, por ejemplo, basada en una pareja de adultos mayores. “Se dice que una mujer de edad avanzada soñó que la propietaria de la finca le regalaba las llaves de la casa. Crédula, le contó el sueño a su marido y ambos llegaron para entrevistarse con la mujer que les había indicado que fueran a visitarla y solicitarle la propiedad que en sueños les había concedido. La persona con la que había soñado la anciana, había muerto muchos años atrás”.

Las escrituras de la casa son el motivo de otra de las leyendas: el médico de Jesús Flores reveló que al momento de su muerte, el anciano le confió que aquel que le rezara un novenario en el Panteón de Mezquitán, justo a la media noche, obtendría las escrituras de la antigua casona.

Se dice que varios valientes lo intentaron e, incluso, pero nadie llegó sano y salvo a reclamar las escrituras.  

“Eso sí, cuando nos entregaron la casa nos dijeron que no había fantasmas, que con la demolición se los habían llevado”, afirma Víctor Ortiz.

El museo

En 1994 la Casa de los Perros se convirtió en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas.

En el museo se puede apreciar una colección permanente  de objetos históricos relacionados con los medios de comunicación y la evolución de las artes gráficas. Además, cuenta con cuatro salas temporales donde se disfruta de exposiciones de fotoperiodismo.
Su auditorio ha sido sede de importantes eventos educativos y culturales, entre conferencias y talleres.

Además, cuenta con un auditorio con capacidad para 80 personas y una extensa biblioteca especializada en la temática del propio museo.

da/i