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Cierra su ciclo Casa de Letras

(Foto: Especial)

El sábado pasado Casa de Letras tuvo una última fiesta, una con un sabor agridulce. Después de cuatro años de actividades en pro de la lectura y el libro para los niños y las niñas, tuvieron que cerrar sus puertas y dejar la tarea de fomento que habían defendido hasta ahora como pocos lugares en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Y en Jalisco.

Cerraron con el colorín colorado su librería en Ciudad Granja, Zapopan, con el buen sabor de haber logrado el objetivo principal: el de construir a lectores asiduos, muchos de los cuales incluso aprendieron a leer entre sus estanterías, pero también con el sabor amargo de que esto no fue suficiente.

La directora de la librería, Carol Johnson, que inició este proyecto junto con Juan Nepote, contó en entrevista con este medio que cerrar fue una decisión en la que estuvieron pensando durante varios meses, debido al déficit económico que presentaban sus ventas recientemente: un poco en paradoja porque las actividades que realizaban sí llenaban el espacio y la comunidad de lectores que construyeron sí crecía en número.

“Intentamos generar más actividades y sobre todo vínculos con instituciones y escuelas, todo el año pasado conseguimos autores muy importantes visitaran el espacio. A pesar de todo ese entusiasmo no se veía reflejado en ventas, a la mera hora es un espacio que casi siempre estuvo lleno, como nunca tuvimos buenas ventas entre semana pero, desgraciadamente, este tipo de proyectos no puede sobrevivir con ventas de mostrador nada más, se necesita un volumen mayor para poder solventar todos los gastos que necesita un negocio”, dijo.

“Nos pesó mucho por la comunidad súper consolidada que teníamos, ha sido muy conmovedor ver cómo esa comunidad luchó para que se quedara un poco más abierta para ver cómo podríamos aliarnos”.

La fiesta de despedida fue el diálogo final que se suscitó en torno a los libros, la de que los esfuerzos del fomento a la lectura en los mexicanos todavía tiene muchos dilemas para enfrentar.

“Nosotros le apostamos mucho al trabajo con escuelas y ahí fue decepcionante ver que no hay interés... las librerías pequeñas y las independientes están absolutamente desprotegidas, desde las cosas que hacen las grandes editoriales que nunca se interesaron por vendernos, las librerías de cadena que no respetan el precio único, pudimos ver de verdad cómo se mueve el mercado, nos dio un panorama más claro”, contó Johnson.

“Además hay muy pocas familias que pueden permitirse comprar un libro a la semana. Esto es real. Sí hay mucho interés por la lectura pero faltan muchos frentes por activarse para que esto sea posible a nivel económico”.

Esperan continuidad

Para la experta en fomento a la lectura, la forma de transformar esta situación en el mercado editorial, sobre todo el local, es compartiendo la experiencia para reparar los errores y hacer intentos más sólidos. Esperan que la comunidad que nació en Casa de Letras no se disuelva y que, por el contrario siga luchando por encontrar espacios dedicados a los más pequeños y a alimentar su hambre de libros.

“El gusto por la lectura ahí está, lo que falta son espacios. La lectura es una práctica que se comparte en familia con cariño, con amigos y con tiempo. Para formar lectores se necesita tiempo y toda la disposición de practicar el lenguaje, jugar y escuchar sus intereses”, dijo la directora.

Todo sumado, aunque al final de la fiesta el espacio quedó ya semivacío, sus creadores esperan que este no sea el final definitivo y estarán activos todavía en sus redes sociales para anunciar algunas ventas especiales, ya que siguen manteniendo acuerdos comerciales con algunos sellos editoriales del país y actividades de cuentacuentos, con miras a que una comunidad como la que fueron capaz de construir aquí, continúe.

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FRASE

“Para formar lectores se necesita tiempo y toda la disposición de practicar el lenguaje, jugar y escuchar sus intereses”
Carol Johnson, directora de la librería

JJ/I