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Cuídate para cuidar

Cuando una persona, ya sea por el desarrollo de una enfermedad crónica degenerativa, discapacidad o por proceso de envejecimiento, deja de poder realizar una o más de sus actividades básicas de la vida diaria, requerirá de un cuidador(a) que le apoye para realizar estas actividades. Comúnmente, quien asumirá este rol será un familiar cercano, como un hijo(a) o su pareja, y la mayoría de las veces se tratará de una mujer quien lo hará sin el apoyo o con un apoyo mínimo de otros miembros de la familia. Cuanto mayor sea la dependencia de su familiar, mayores recursos temporales, emocionales, físicos y económicos requerirá el cuidador(a).

Si eres cuidadora o cuidador seguramente has enfrentado muchas situaciones estresantes, y mientras más tiempo dediques al cuidado es más probable que sufras las consecuencias en tu salud física y emocional de un estrés crónico. Por esto, es realmente importante que adoptes medidas de autocuidado de tu salud y que al primero al que cuides sea a ti. Aquí enlistamos algunos consejos.

1) Tienes derecho a sentir frustración, tristeza o ira ante ciertas situaciones; permítete expresarlo de manera adecuada. 2) Busca apoyo de otras personas con quienes compartir tus problemas y preocupaciones. 3) Reorganiza tus actividades y busca un tiempo diario para realizar algo que disfrutes, como leer, escuchar música, etc. 4) Busca con quienes compartir las tareas de cuidado y pide ayuda cuando lo creas necesario, no pienses que eres el único que sabe cuidar, ni pretendas que otros cuiden igual que tú. 5) Cuida tu propia salud acudiendo a los profesionales necesarios. 6) Planea breves periodos de descanso durante el día y la semana. 7) No pienses solo en las cosas desagradables, al final del día haz una lista de las cosas buenas que te ocurrieron. 8) Mantén hábitos de vida saludables, como alimentarte e hidratarte adecuadamente, hacer algunos minutos de ejercicio al día y dormir suficientemente. 9) No centres tu vida en el cuidado de tu familiar enfermo, por mucho tiempo que te ocupe. 10) Aprende estrategias de relajación y manejo del estrés, como la meditación o ejercicios de respiración. 11) Jerarquiza y organiza prioritariamente las tareas. 12) Disfruta un baño con agua tibia o una caminata breve. 13) Aprende a decir “no” de manera asertiva ante demandas que no puedas cumplir. Recuerda que siempre puedes pedir ayuda a un profesional de la psicología.

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