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Decisiones inteligentes

Algo está fallando con los mexicanos que desconocemos lo importante. Dice el Inegi que 60 por ciento de la población nacional no tiene una noción clara sobre lo que es el cambio climático, sin embargo, absolutamente todos los que respiramos en este planeta contribuimos con él.

Tomando en cuenta esta estadística, no podemos esperar que la gente esté consciente de que hay una Ley General contra el Cambio Climático cuya vigencia inició en 2012 para aplicarse en todo el país, y tampoco podemos exigir que sepa que este jueves se oficializó en Jalisco la misma ley pero para trabajarse a nivel estatal.

¿Cuántos comerciales han visto en la tele sobre cualquiera de estas dos leyes, una no tan nueva y otra recién salida del Congreso local? ¿Cuántas alusiones han hecho al respecto el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Aristóteles Sandoval? ¿En cuántos espectaculares o anuncios fijos se informa sobre la relación que hay entre el uso desmedido del automóvil y la cada vez más frecuente falta de rendimiento en cultivos agrícolas?

Seguramente no tienen el registro en la mente porque no se habla del tema en la calle, pero a nivel local y mundial hay expertos trabajando en renovar información científica sobre los efectos que nuestra forma de consumo tiene en el clima local y global, y sus conclusiones deberían alarmarnos.

Una de las últimas deducciones del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático indica que si no se realizan esfuerzos adicionales a los ya iniciados para reducir los gases de efecto invernadero a nivel mundial, el planeta experimentará un aumento de temperatura de tres y hasta cuatro grados centígrados en 2100, con sus respectivas consecuencias para los ecosistemas, ciclos naturales y seres vivos que durante ese periodo estemos sobre el planeta.

Este panorama lo anuncia la organización en su último informe científico, que dieron a conocer en el Distrito Federal esta semana, sustentado en el crecimiento desmedido de gases contaminantes que registraron en la última década.

¿Cuáles serían las consecuencias de experimentar un aumento de temperatura tan dramático? Mencionaré uno: se calientan los océanos, y México tiene 11 mil 122 kilómetros de litorales, es decir, territorio que corre grave riesgo de inundarse o quedar sumergido por el aumento en el nivel del mar. Eso implicaría graves daños a la infraestructura turística, habitacional, riesgos para la integridad de los pobladores, lo que devendría eventualmente en un fenómeno de migración hacia las ciudades no costeras.

Eso en las costas; en tanto, en el resto del territorio nacional se modificarían los ciclos del agua: más lluvias en unas zonas y más sequía en otras, complicando a su vez los procesos agrícolas que nos dan comida. También habría ecosistemas y animales sensibles que no tendrían tiempo de adaptarse, lo que los llevaría a una posible extinción. Todas estas son preocupaciones que los científicos externaron en la capital del país y que ponen sobre la mesa, no para que nos asustemos, alarmemos o solamente estemos esperando, sino para movernos.

Hacer conciencia y tomar decisiones inteligentes sobre el impacto al ambiente que tiene nuestra forma de consumo, como el uso innecesario del auto, de bolsas plásticas, papel, quema de basura, eliminación de áreas verdes, encendido de electricidad, y más, es el primer paso para garantizar nuestro mejor patrimonio: nuestra tierra, nuestro aire, y por ende, nuestra salud y vida.

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