INICIO > EMPRESA
A-  | A  | A+

Hay más empleos… con peores sueldos

Costumbre. Este panorama se normaliza de manera preocupante, y se empieza a ver como algo característico del mercado laboral jalisciense.

Los trabajadores de Jalisco laboran con salarios cada vez más bajos.

Aunque entre el primer trimestre de 2015 y el de este año hay 122 mil jaliscienses en un trabajo remunerado –que puede ser formal o informal–, los ingresos en el estado han empeorado.

Por ejemplo, la proporción de trabajadores que ganan un salario mínimo (73 pesos) o menos ha avanzado de 178 mil 321 (7.38 por ciento del total) a 192 mil 801 (7.60 por ciento), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Otro síntoma aún más claro es el desempeño del número y porcentaje de los jaliscienses que ganan entre tres y cinco salarios mínimos (equivalentes a entre 219 y 365 pesos al día). En 12 meses, fueron de 515 mil 12 (21.34 por ciento) a 452 mil 86 (17.82 por ciento), lo que implica es que las personas que ganaban un salario más alto va hacia abajo.

Lo mismo ocurre con quienes tienen la suerte de ganar más de cinco minisalarios (365 pesos): fueron de 178 mil 320 (7.38 por ciento) en el primer trimestre de 2015 a 180 mil 353 (7.11 por ciento) en el mismo lapso de 2016.

NTR publicó que para comprar la canasta alimenticia recomendable, un trabajador que gana el salario mínimo en México debe laborar sin descanso durante 23 horas 38 minutos, es decir, apenas le quedarían 22 minutos libres… para comer.

Un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) concluye que la gente debe laborar cada vez más para vivir apenas con lo indispensable.

Así, este año quien gana el mínimo debe laborar prácticamente todo el día para adquirir una serie de productos necesarios que le cuestan 213 pesos con 46 centavos.

En contraste, en 1987 una persona tenía que trabajar 4 horas 53 minutos para adquirir la canasta alimenticia recomendable. En ese año, el salario mínimo diario era de 6 pesos con 47 centavos.

Normalizar la crisis

Este panorama se normaliza de manera preocupante, y se empieza a ver como algo característico del mercado laboral jalisciense.

“El que quiera trabajo, que acepte ganar lo que el mercado le ofrece, que son sueldos menores a los tres salarios mínimos. Ya no es una noticia, es una tendencia que básicamente tiende a consolidarse en lo que va de esta década”, comentó Luis Ignacio Román Morales, profesor del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

“El problema es muy serio, porque lo que decimos simultáneamente es que las ventajas del sector formal respecto a la informal tienden a diluirse cada vez más, sobre todo en términos de ingreso”, analizó el doctor en Economía. “Estamos asegurando un crecimiento del empleo formal, a partir de condiciones laborales y de remuneración cada vez más deterioradas”.

Por su parte, Israel Macías López, también doctor en Economía y profesor de la Universidad Panamericana (UP), explicó que “los gobiernos se centran principalmente en el valor del número absoluto, del número de empleos que se contabilizan ante el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), principalmente”, comentó.

“Pero cuando le pone una lupa a los detalles, uno se da cuenta que no bastan más empleos, sino que el empleo exista y sea bien remunerado”.

Ese es “el principal problema de México”: no deja de crear empleo, pero cada vez es más precario, complementó el académico.

¿Qué es lo que ha pasado? Pese a las políticas públicas que fomentan la creación de nuevos empleos formales ante el IMSS, los salarios de estos nuevos trabajos cada vez son cada vez menores.

 

Discurso empresarial

La competitividad y productividad, basada en inversión extranjera directa y baja inflación, son términos que en el discurso de empresarios y gobierno son la solución para elevar la calidad y número de empleos, pero que hasta ahora han reportado pocos beneficios directos a los bolsillos de los trabajadores. 

“En este discurso de competitividad, cuando se habla de elevarla para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, lo que estamos teniendo es que esa consecuencia no se da”, comentó Román Morales.

“Se trae inversión extranjera privada en Jalisco y otros estados. Pero a costa de condiciones cada vez peores”.

“El desarrollo queda sumamente cuestionado, porque creamos una lógica de enclave, una competitividad basada en costos de producción, no en una posibilidad de arraigo a mediano y largo plazo”, analizó el investigador del ITESO.

Macías López, por su parte, considera que Jalisco crea empleo, pero con bajos salarios, y pone el ejemplo de varios sectores.

“Las actividades del mercado interno, basadas en el comercio, tienden a tener esa característica: emplean a mucha gente, pero su productividad es muy baja, por lo que los salarios que terminan pagando son bajos”, señaló.

¿Y la productividad?

Aunque la productividad laboral en México ha venido al alza, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, ésta no ha repercutido en aumentos al salario del trabajador, a diferencia de lo que habían prometido organismos empresariales.

En contraste con la opinión de Confederación Patronal de la República Mexicana, tanto Luis Ignacio Román Morales, profesor del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), como Israel Macías López, también doctor en Economía y profesor de la Universidad Panamericana, no creen que la productividad genere más y mejores empleos.

“Cuando hay un aumento de la productividad, no hay aumento de los puestos de trabajo, al contrario, muchos de los números mayores de productividad, se dan a partir de sectores o empresas que elevan o mantienen su producción, pero a partir de reducir su planta de trabajadores”, señaló Macías López.

Román Morales critica que se piensa que habrá menos empleo si se incrementan los salarios, lo cual, para él, es falso. “Si aumentamos los salarios, y esos salarios pueden organizarse a través de políticas empresariales y públicas, con una mayor demanda de productos nacionales, entonces tendríamos que el aumento en el poder de compra generaría más producción, y a su vez, más empleos”, explicó.

“Estamos asegurando un crecimiento del empleo formal, a partir de condiciones laborales y de remuneración cada vez más deterioradas”
Luis Ignacio Román Morales, economista del ITESO

“Cuando le pone una lupa a los detalles, uno se da cuenta que no bastan más empleos, sino que el empleo exista y sea bien remunerado”
Israel Macías López, economista de la UP

 

EH/I