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Barcelona, Barcelona

Desde hace varios años, el modelo Barcelona de ciudad ha sido promovido en Guadalajara por distintos agentes que han ocupado puestos en los gobiernos municipales y estatales, argumentando que la capital catalana es un ejemplo exitoso de transformación de ciudad de la que tenemos que aprender.

Nada más lejano a la realidad.

Actualmente Barcelona sufre no sólo por la especulación que ha elevado el costo de la vivienda a precios ridículos por metro cuadrado o por la gentrificación que ha desplazado a sus habitantes de sus barrios; ahora, además, está completamente desbordada. El turismo se ha convertido en una plaga que particularmente en el verano colapsa la ciudad. Turistas con bermudas, chanclas y camisetas, que gastan poco, le han hecho padecer lo que anteriormente promovía. Los habitantes tienen poca tregua para salir a disfrutar la ciudad en verano porque caminar por el centro es ir a favor de los ríos de personas o luchar cuerpo a cuerpo para ocupar un sitio sin ser arrollado. De la playa ni hablemos. Esta ciudad global de poco más de un millón 500 mil habitantes fue promovida hasta el cansancio y en su moda halló también su castigo: los servicios para los habitantes se han quedado insuficientes. La alimentación de la burbuja del turismo masivo genera un mayor malestar entre una ciudadanía.

Las políticas a la inversa que buscan detener este turismo no han dado frutos. En un artículo publicado en julio en el periódico El País se puede leer lo siguiente: “La capital catalana lucha por reformular un modelo de éxito convertido hoy en turismo de masas corrosivo con el tejido social, comercial y medioambiental de muchos barrios”.  Ésta es la misma ciudad que antes de los Juegos Olímpicos de 1992 tenía problemas para atraer al turismo. Es la misma que ahora en el barrio de la Barceloneta tiene fachadas perfectamente pintadas y limpias, la que ha desplazado del centro a los “sin techo”. La misma que se promovió a través de películas como Vicky, Cristina, Barcelona de Woody Allen. Una ciudad que es capaz de atraer en un año aproximadamente 30 millones de visitantes que buscan afanosamente sus tiendas de suvenires instaladas en sitios donde anteriormente había farmacias.

Ojalá que éstos dejen de ser nuestros modelos aspiracionales de ciudad.

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