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De nuevo Rusia

Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca no ha habido una sola semana en calma, un instante en el que la vida política y social estadounidense no esté salpicada de polémica y con la pregunta constante de si Trump durará o no todo su mandato. Sin embargo, a inicios de la semana anterior, cuando el presidente estadounidense compareció en el Congreso por primera vez, de manera sorprendentemente medida, muchos pensaron que tal vez ese momento marcaría el inicio de un nuevo capítulo mucho más calmado, donde el presidente se concentre en gobernar para todos, y no sólo para unos cuantos, dejando atrás los escándalos y las especulaciones. Se abría la posibilidad de conciliar al país y dejar atrás la división que tanto está desestabilizando a Estados Unidos, lo que fue percibido con optimismo por un sector, mientras que otro se mantuvo atento a la espera del siguiente escándalo, el cual llegó más pronto de lo que esperaban.

Y es que después de que el Washington Post dio a conocer un reportaje en el que reveló que el fiscal general Jeff Sessions se entrevistó  con Sergei Kislyak, embajador de Rusia en Estados Unidos durante la campaña presidencial, el gobierno de Trump sufrió la sacudida más grande hasta este momento, más aún cuando se comprobó que el ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn conversó con Kislyak acerca del levantamiento de sanciones a Moscú. Esto vino a confirmar la percepción general del pueblo estadounidense de que el gobierno de Trump tenía una alianza especial con Rusia, lo que hoy se evidencia más que nunca, e incluso pudiera significar la caída del polémico mandatario, ya que incluso Jared Kushner, yerno de Trump, quien es considerado uno de los hombres más cercanos a él, igualmente se reunió con el embajador ruso, y peor aún, lo hizo en la Trump Tower, lo que hace difícil imaginar que el entonces candidato republicano no estuviera enterado de dichas reuniones.

Claro está que este tema apenas empieza a desenvolverse y seguramente comenzarán a verse las consecuencias de estos encuentros, sobre todo si tomamos en cuenta que en el caso de Sessions, éste negó cualquier relación o encuentro con funcionarios rusos, durante la entrevista que el Senado le realizó para confirmarlo en el puesto, lo que significa que cometió un acto de perjurio ya que se encontraba bajo juramento, por lo que seguramente su cabeza tendrá que caer y quizás después de él otros más le sigan.

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DN/I