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Retrospectiva de una mirada certera

DOS ÉPOCAS. Sharbat Gula, la niña refugiada afgana que catapulta al fotógrafo de Filadelfia al estrellato del fotoperiodismo, es captada por él 17 años después de su primer encuentro. (Foto: Especial)

Cuando inmortalizó la poderosa mirada lanzada por los ojos verdes de una refugiada afgana, Steve McCurry sabía que aquella fotografía, publicada en la portada la célebre revista National Geographic en 1985, sería importante.

Sin embargo, nunca imaginó que lo convertiría en un icono mundial del fotoperiodismo, digno, al día de hoy, de una retrospectiva que invita a dar la vuelta al mundo en 200 imágenes de una intensidad poco común.

El Mundo de Steve McCurry, exposición que acoge el palacio de la Bolsa de Bruselas hasta el 25 de junio, es la mayor retrospectiva dedicada al fotógrafo estadunidense de 67 años, que inició su carrera en un periódico local de su natal Filadelfia.

La muestra recoge los principales trabajos de McCurry de los últimos 35 años, algunos de ellos inéditos.

Revela un fotógrafo atraído por las singularidades del mundo, que tuvo la oportunidad de participar de algunos de los principales momentos de la historia, a cargo de la agencia de fotografías Magnum o de publicaciones como las revistas estadounidenses Time, Life o Newsweek.

Así fue el 11 de septiembre de 2001, cuando McCurry presenció desde la azotea de su oficina, en Nueva York, la caída de las torres gemelas del World Trade Center y grabó las escenas en una serie de fotografías.

En la Bolsa de Bruselas, la muestra comienza con una selección de fotografías en blanco y negro tomadas entre 1979 y 1980, durante la primera misión de McCurry en Afganistán, país al que entró de manera clandestina, guiado por un grupo mujahidin que luchaba contra la invasión soviética.

McCurry se enamoró de ese país, al que ha regresado en repetidas ocasiones.

Fue durante una visita a un campo de refugiados afganos en Peshawar, Pakistán, que el fotógrafo cruzó el camino de Sharbat Gula, la niña que, entonces con 12 años, se quedaría mundialmente conocida gracias a la portada de National Geographic.

"Su mirada contaba sola toda la historia de Afganistán. Supe inmediatamente que sería una foto importante", recordó McCurry durante una grabación de audio que acompaña la exposición.

"Tomé la foto. Me tardó dos minutos, no más. Después ella se fue, pensando que era todo. No sabíamos que sería quizás la foto más importante de toda mi carrera. Aún recibo cartas sobre ella, de gente que quiere enviarle dinero, proponerle matrimonio", contó.

Vuelta a la historia

La histórica imagen de la niña dialoga con otra de una Sharbat Gula, 17 años más vieja, que el fotógrafo pudo volver encontrar luego de una intensa búsqueda contada en video al final de la exposición.

Para McCurry, la experiencia reveló que su trabajo puede también ser útil para ayudar a los necesitados.

Como ocurrió con un señor indiano fotografiado mientras salvaba, cargando sobre la cabeza, la única máquina de costura superviviente de una inundación en su oficina.

"La marca que fabrica la máquina vio la foto, localizó al hombre y le envió una nueva máquina, lo que le permitió retomar su trabajo", se congratuló el fotógrafo en el audio.

Entre una imagen y otra, McCurry transporta al visitante de las ruinas de un pueblo de Afganistán destrozado por la guerra al Taj Mahal, símbolo de India, de un templo budista en China a una hacienda de café en Brasil o en Etiopía, de las calles de Cuba a las de Nueva York.

Una sucesión de miradas poderosas traducen en retratos todo el color y particularidad de las distintas culturas del mundo recogido por el fotógrafo.

"Mis fotos son como un diario, un testimonio de mis viajes desde hace 40 años. Deseo celebrar y compartir las diferentes culturas", dijo McCurry cuando visitó la capital belga para inaugurar la retrospectiva.

Las impresiones en gran formato, colgadas en lienzos translúcidos, dan al público la impresión de pasearse por un sueño con imágenes que aparecen y desaparecen conforme el ángulo en que se mira.

La curadora de la exposición, Biba Giacchetti, y el escenográfo Peter Botazzi, optaron por acompañar cada imagen de un mínimo de información con el propósito de permitir que el visitantes forme su interpretación personal de lo que ve.

"Cada persona tiene un descubrimiento por hacer para entender lo que cada foto tiene para contarle", argumentaron.

Algunas de las imágenes están acompañadas de una explicación en audio en la que el propio McCurry narra la situación y el contexto en el que tomó la foto.

"No puedo pensar en mejor manera de pasar la vida que viajando y fotografiando", concluyó.

 

HJ/I