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Consumen lo que ven

En el Music Consumer Insight Report 2016 elaborado por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés), de esas cosas que los medios tradicionales no toman en cuenta y por eso están como están, se advierte que hay un importante cambio en el consumo, la música se prefiere con imágenes y hay una generación que opta por pagar por ella si músicos y disqueras ofrecen calidad.

Los datos duros arrojan que 55 por ciento de las personas que escuchan música lo hacen en su teléfono celular, de todos ellos 48 por ciento paga por la música de alguna manera.

Y como la historia es cíclica, parece que el de nuevo el video va a matar a la estrella de radio (como lo cantaba The Buggles en el canción de 1980, Video killed the radio star, véanlo millenials): YouTube es el sitio donde más música se reproduce, 93 por ciento de sus usuarios entre 16 y 24 años lo utiliza para escuchar música y siete de cada 10 busca novedades musicales. Aquí parte de la explicación del por qué endurecieron las políticas de monetización, ahora hay que tener más de 10 mil visitas para poder ganar dinero por las publicaciones.

El reporte de IFPI estima que 99 por ciento de los usuarios mexicanos entre 16 y 24 años, durante los primeros seis meses de 2016, utilizó YouTube para consultar contenidos relativos a la música (a diferencia de 80 por ciento de los estadounidenses).

Lo interesante es que 89 por ciento de las ocasiones, los mexicanos buscaron música conocida y 66 por ciento alguna novedad, que coincide con una tendencia mundial. En este estudio, 58 por ciento de los consumidores aceptó haber conocido música nueva en YouTube.

Al contestar si “la música es importante para mí”, de los chicos entre 13 y 15 años 82 por ciento estuvieron de acuerdo y conforme avanza la edad deja se ser importante hasta llegar a 64 por ciento a los 55 años. También los más jóvenes son lo más interesados en música nueva (¿les dice algo, señores músicos?), en pagar por ella (disqueras pónganse pilas en la calidad) y en considerar que bajar música sin pagarla es un robo (hay esperanza).

Todo este chorizo de cifras tiene una lectura simple: músicos y disqueras están comprometidos a entregar calidad en un futuro inmediato, deben mejorar sus estrategias de distribución y dar espacio a nuevos talentos fuera de modas insulsas como el reguetón. En sus manos está su futuro.

@WhoisFranco