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Mínimos niveles de reprobación en Jalisco

Pocos reprobados. Aunque parece bueno, se debe a que por “decreto” procuran pasar de grado a los alumnos. (Foto: Alfonso Hernández)

Los niveles de reprobación son mínimos en Jalisco. La Secretaría de Educación reporta que en el Ciclo Escolar 2015-2016, de un millón 346 mil 815 alumnos no pasaron a siguiente año sólo 31 mil 535. Representan alrededor de 1.9 por ciento.

De ellos, 25 mil 604 son repetidores de primaria y 5 mil 931 de secundaria. Este nivel mínimo de reprobación se debe, según expertos y maestros, a la reforma educativa de 2013.

En ese entonces, la Secretaría de Educación Pública (SEP) emitió la modificación del Acuerdo 648 que establece los criterios para la certificación de educación básica a quienes cursen preescolar, primaria y secundaria. Destaca la posibilidad de no reprobar a los alumnos.

El Acuerdo 648 establece que en el nivel preescolar sólo existirá una calificación cualitativa y en primaria, se acreditarán con sólo cursarlos.

En primaria, si no alcanza un seis como calificación, maestros, padres de familia y el director del plantel deben buscar estrategias para que el menor cumpla la meta, sin embargo, el acuerdo no habla de cursar nuevamente el año escolar.

En secundaria, el alumno acreditará con un promedio final mínimo de 6 y si presenta riesgo de no acreditar de una a cuatro asignaturas, en el quinto bloque podrá presentar un examen de recuperación por asignatura y luego un extraordinario en caso de seguir en la misma situación.

Una maestra de educación básica, quien prefirió reservar su nombre, afirmó que “muchos niños ya no quieren trabajar porque dicen que de todos modos no los puede uno reprobar. En lugar de beneficiar los estamos perjudicando, los estamos haciendo más flojos”.

Otra profesora fue más conciliadora. “En tercero de secundaria reprobé y mi maestro siempre me etiquetó como la burra y en 23 años que tengo laborando, jamás he probado. Desde que detecto a un niño así, cito al padre de familia y les digo que es un compromiso de ellos y mío para que el niño salga adelante”.

“No es que no se deba (reprobarlos), pero se buscan las estrategias para que el alumno quede favorecido. Cuando está en un proceso de estudio, en los bimestres uno y dos, y se va viendo una necesidad, se hacen unas modificaciones en la planeación en la que se le apoya para que logre los aprendizajes”, afirmó otra maestra consultada.

“Uno de los factores que influye en México en la educación es que los grupos son demasiado grandes, de 45 a 50 alumnos, entonces si 5 se te rezagan en aprendizaje, ¿cómo le va hacer un maestro? les ayudas porque tienes que atender a los que son mayoría. ¿Qué hacemos?”.

Es un arma de dos filos

 La investigadora del Departamento de Estudios en Educación del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) María Guadalupe Moreno Bayardo afirmó que la medida de procurar no reprobar a los niños es una arma de dos filos, “porque por un lado se evita una estigmatización del niño y del bullying por ser el reprobado, pero por otro lado un niño que va pasando de grado sin haber dominado los aprendizajes mínimos que corresponden a ese grado va acumulando déficit y llega un momento donde ya no puede seguir. Actualmente a ningún niño de secundaria, por ejemplo, se le dice que no aunque su examen haya salido mal y en la preparatoria ya se les dice no”.

Agregó que es un gran riesgo ir dejando pasar a niños porque no podrán cumplir las exigencias educativas de los niveles superiores.

La investigadora de la UdeG propone programas de nivelación.

 

JJ/I