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Alcaldes, bajo la lupa

Se llevaron a cabo los informes de los presidentes municipales de la Zona Metropolitana de Guadalajara, siendo el de Enrique Alfaro el más llamativo de ellos por tratarse del político jalisciense mejor posicionado rumbo a la contienda para la elección de gobernador, que tendrá lugar el próximo año. En términos generales, los alcaldes metropolitanos llegan a su tercer año de gobierno con más pendientes que realizaciones. Como suele ocurrir, las expectativas generadas durante las campañas fueron muy altas y de las muchas promesas hechas, sólo algunas se han concretado. La mayoría no se ha cumplido ni se cumplirá.

Ante la falta de resultados suficientes, el común denominador de los informes presentados fue magnificar los logros y culpar a los demás de los fracasos. María Elena Limón, de Tlaquepaque, cuyo gobierno ha tenido múltiples tropiezos, denunció ser víctima de violencia política. Sergio Chávez, de Tonalá, atribuyó la mediocridad de su administración, a la falta de dinero. Pablo Lemus, de Zapopan, cuya piel es cada día más delgada ante la crítica, acusó a la oposición de ponerle obstáculos en el camino. Enrique Alfaro, de Guadalajara, culpó de sus males a su villano favorito: los medios de comunicación (bueno, algunos de ellos). Sólo Alberto Uribe, de Tlajomulco, cuyo gobierno ha tenido un desempeño aceptable, asumió como propios los desaciertos.

Cumplen a medias

En promedio, los alcaldes no han cumplido ni la mitad de los compromisos adquiridos y se ve difícil que puedan hacerlo en el año que queda, porque la mayoría acaricia ambiciones políticas que espera realizar. Limón, Lemus y Uribe buscan reelegirse. Y Alfaro, en todo momento, ha dejado clara su aspiración –¿obsesión?– de convertirse en gobernador. Uno de los grandes cuestionamientos a los gobiernos municipales tiene que ver con la falta de rendición de cuentas. La falta de alumbrado público y el mal estado en que se encuentran calles y avenidas de la metrópoli son de los señalamientos más frecuentes.

Sin embargo, el mayor pendiente es en materia de seguridad pública, donde todos quedan a deber. En la más reciente Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Calidad de Vida realizada en la ZMG bajo la coordinación del observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos, 60 por ciento de los tapatíos consultados dijo sentirse “inseguro” o “muy inseguro”. Dos de cada 10 (20 por ciento) fueron víctima de algún delito y 2 por ciento aseguró tener un familiar desaparecido.

Se buscan culpables

Si bien reconoció que falta mucho por hacer, Alfaro encontró un culpable para explicar la inseguridad: el nuevo sistema de impartición de justicia penal adversarial. “Ese modelo no le sirve al país y tenemos que hacer algo al respecto”. También encontró culpables para justificar sus desencuentros con la ciudadanía: los medios de comunicación. Acusó a la prensa de estar “inflando las expresiones” y de generar “una gran presión social y mediática”.

El formato del informe fue original, pero demasiado largo. Le ganó el ego a Alfaro, dijo alguien por ahí. También fue buena la capacidad de convocatoria, con los presidentes nacionales de PAN, PRD y MC presentes y, venciendo viejas rencillas, el líder del Grupo Universidad, Raúl Padilla López, cuya presencia fue muy comentada.

Mesías tapatío

Al final, sencillito como es, Alfaro aludió a sus aspiraciones con palabras propias de un mesías: “Voy a iniciar una ruta para refundar al estado de Jalisco, sus instituciones, sus leyes; para refundar la vida pública de este estado porque ya no aguanta más cambios cosméticos (...) ya no da para más, porque ya no aguanta con la corrupción e impunidad”.

Al día siguiente, El Diario NTR publicó que el Ayuntamiento de Guadalajara continuará con su política de disculpar irregularidades en la construcción de edificios, sometiendo a discusión los dictámenes para aprobar un bloque de 13 edificaciones chuecas de hasta 31 niveles. Ahí nomás.

 

Verba volant, scripta manent

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@GOrtegaRuiz

JJ/I