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Luces y sombras

Viste sencillamente. Habla poco y se conduce con discreción. Observa y escucha. Se aloja en hoteles de bajo costo, come en lugares comunes y no parece agradarle la parafernalia. Utiliza para sus traslados una Suburban propiedad de un amigo –“qué bueno, dicen sus cercanos, porque el Tsuru y la Chevy eran muy incómodos para los recorridos largos”–. Lo acompañan cuatro personas: dos amigos jaliscienses de toda la vida, uno de los cuales conduce el vehículo; el médico, empresario y diputado federal a quien recién nombró coordinador del partido en el estado, y su sempiterno colaborador, un hombre de toda su confianza que se hace cargo de casi todo, incluida la tarea de captar videos, tomar fotografías y operar la comunicación.

Invitados a asistir a un recorrido por el sur de Jalisco que nos llevará a Tuxpan, Tamazula y Sayula, viajamos en un vehículo propiedad de un empresario y amigo con aspiraciones políticas, quien se pone personalmente al volante. No hay choferes. No hay escoltas. No hay caravana. No hay más acompañantes. Tampoco hay cortes a la circulación ni policías vigilando los traslados en carreteras o poblaciones.

 

Personaje polémico

Para un periodista acompañar cercanamente al aspirante presidencial mejor posicionado en las encuestas, observarlo, escucharlo, escudriñarlo, medirlo y desentrañarlo representa una oportunidad irrenunciable. Si el personaje en cuestión es además polémico, controvertido y anticlimático, la curiosidad y el morbo son aún mayores. Es una tentación irresistible.

Los organizadores de la gira cuidan no romper las reglas. El encuentro con simpatizantes se realiza en un lugar cerrado y la convocatoria establece que se trata de una “asamblea informativa”. El aspirante es recibido por un pequeño comité de bienvenida y a su paso hacia el templete dedica minutos y paciencia a saludar de mano a los asistentes y a tomarse la selfie. Es cordial y condescendiente.

 

La tercera es la vencida

También es afectuoso y agradecido con los cuadros que construyen la base territorial. Menciona a cada uno por su nombre, los hace pasar al frente y les levanta el brazo pidiendo aplausos para ellos. No regala elogios, pero tampoco escatima halagos para quienes trabajan por el movimiento. “La tercera es la vencida”, se le oye decir con optimismo.

El discurso es el indicado para la audiencia, que aplaude rabiosamente. Cuando habla de quitar la pensión de 5 millones de pesos mensuales a los ex presidentes afirma que “no es venganza, es justicia”; cuando habla de apoyar con becas o salarios de aprendices a los jóvenes, establece que “queremos becarios, no sicarios”; cuando habla del respeto a la libertad de creencia, asegura que “yo me hinco donde se hinca el pueblo”. El ataque contra la corrupción en todos los niveles es implacable y no se puede estar más de acuerdo. Es impostergable desterrar la opacidad y la impunidad de la actividad pública.

 

Números no cuadran

El problema aparece cuando comprendiendo los qué no se explican los cómo. Afirmar que desde el primer día del gobierno se pagarán becas de 2 mil 400 pesos mensuales a 300 mil jóvenes (720 millones de pesos al mes) y 3 mil 600 pesos mensuales a 2 millones 300 mil jóvenes (8 mil 280 millones de pesos al mes), es decir, 9 mil millones de pesos no presupuestados cada 30 días para subsidiar a casi 3 millones de jóvenes no sólo es una falacia, es una mentira. Tampoco es sostenible asegurar que del presupuesto total del país 10 por ciento va a la corrupción y que cortándola de tajo –lo que parece improbable– se obtendrán recursos adicionales para los programas sociales.

Es el momento en que la demagogia aleja el discurso de la realidad ofreciendo soluciones ramplonas, promesas incumplibles, sueños irrealizables. El presupuesto federal está etiquetado casi totalmente y una alta proporción se utiliza para pagar salarios y prestaciones de la burocracia. No hay cómo evitarlo.

Andrés Manuel parece un hombre bien intencionado, pero en su posición la ingenuidad o peor aún el autoengaño son pecados imperdonables. En política, los buenos propósitos no son suficientes.

 

Verba volant, scripta manentç

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@GOrtegaRuiz

JJ/I