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Poder y candidatos

Todo el mundo comete errores. La clave está en cometerlos cuando nadie nos ve

 

Peter Alexander Ustinov

Dicen que el poder puede transformar y envenenar lo que toca y así lo hemos podido ver a lo largo de la historia. El que se sabe ganador, también siente que puede obtener más, y al subir otros peldaños sueña con llegar hasta el más alto, aunque apenas esté en el primero o segundo de la escalera. Así, el alcalde del municipio más humilde puede verse desde que gana ocupando la mismísima silla del águila confiando en que, algún día, podría sentarse en ella, sin importar cuán largo sea el camino.

Las carreras políticas inician siempre con buenas intenciones, el problema está en mantenerlas. En cuanto se ejerce el poder, la sensación de control –sobre vidas y haciendas, como se decía antes– cambia a las personas y tuerce sus intenciones, llevándolas a cometer caprichos, abusos, imposiciones y terminan tratando de justificar lo que sea, con tal de seguir trabajando por sus gobernados.

 

Arrebatado

Las cosas en la Coalición por México al Frente –antes se llamaba Frente Ciudadano por México– van tomando claridad tan sólo con haberlo concretado. Ricardo Anaya dejó fuera a otros posibles aspirantes a la candidatura, en realidad a Miguel Ángel Mancera, el único que podría habérsela disputado, con el solo argumento de la puntuación de los ahora coaligados en las encuestas pues el PAN le sacaba más del doble al PRD y sextuplicaba a MC. Los suspirantes panistas que quedan no le hacen sombra, por lo que se convirtió en el seguro candidato por el sello frentista.

Alcanzó la posición después de operar alevosamente a su favor en todo. Grilló internamente a Margarita Zavala que terminó dejando partido, con los otros personajes que hicieron público su deseo de contender debe haber alcanzado acuerdos en cuotas y se apañó el manejo del presupuesto de propaganda, a la que subió su imagen personal saturando con ella los espacios publicitarios. Así, junto con AMLO es el precandidato más reconocido por la ciudadanía en los estudios de opinión, con lo que igual que aquél, ha obtenido ventaja sobre los demás aspirantes internos y externos a la Presidencia de la República.

 

Carga pesada

Hasta ahora el precandidato del PRI a la Presidencia de la República parece mantener la ecuanimidad y no se le percibe afectado ante la posibilidad de llegar a Los Pinos. Dicen que mantiene sus mismos hábitos y frecuenta sitios públicos sin un aparato de seguridad demasiado visible a su alrededor.

José Antonio Meade intenta presentarse al electorado como un ciudadano común. Trata de alejarse de la contaminación que hoy padecen todos aquéllos que se dedican a la política, que, por ese sólo hecho, lucen corrutos, proclives a la opacidad e inclinados a la impunidad.

 

Impositivo

Acá en Guadalajara, Enrique Alfaro bateó los afanes del frente por extender su coalición para llevar juntos la candidatura al gobierno del estado, asegurando que él no los necesita para ganar, dijo, incluso, que aunque no participe en la alianza les aportará vía MC muchos votos para su candidato a la Presidencia y, señaló, con la soberbia que lo caracteriza, que tal vez sea aquí dónde se defina el triunfo y ganen la elección federal.

Al registrarse, Alfaro no sólo aseguró la candidatura de MC para gobernador, sino también el libre manejo del reparto de posiciones para sus cuates, al evitar compromisos con los otros partidos. Al parecer Enrique Alfaro no contempla el peso que pueden tener los agraviados por sus decisiones, como la de cambiar las calandrias por vehículos eléctricos o sembrar un cúmulo de feas esculturas por las que pagó importantes cantidades de dinero para beneficiar a sus amigos y, muy probablemente, al cochinito para su campaña.

@BenitoMArteaga

JJ/I