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Estulticia o ignorancia supina

Las recientes declaraciones de Andrés Manuel acerca de que el sistema público de salud en México será comparable en dos años, con el sistema de salud de Canadá, Reino Unido o Dinamarca, deben tomarse con escepticismo y analizarse detenidamente.

Las distancias y asimetrías existentes entre el sistema público de salud mexicano y el de cualquier otro país miembro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en particular los tres referidos, son de tal magnitud que llevaría décadas lograr una estructura y calidad de atención equiparables.

El primer gran reto se encuentra en garantizar a todos los mexicanos el derecho de acceso efectivo a los servicios de salud para recibir la atención adecuada. Por supuesto deben resolverse los rezagos acumulados en infraestructura, disposición de recursos humanos, actualización de procedimientos y producción nacional de insumos básicos. Y deben definirse y orientarse los recursos y políticas públicas de salud en función de las necesidades marcadas que el perfil epidemiológico de nuestra población requiera.

El indicador más simple y directo para realizar una primera y muy breve comparación de lo lejos que estamos respecto de lo alcanzado en países como los mencionados por Andrés Manuel, es el nivel de inversión pública actualmente realizado en cada caso.

Canadá destina 11.3 por ciento de su PIB (mil 460 millones de euros en 2017) para atender 33 millones de habitantes. Mientras que el actual gobierno mexicano dedicó, en el presupuesto de egresos para 2019, apenas 2.48 del PIB (que fue de mil 28 millones de euros en 2017) para atender a 130 millones de personas. Es decir, para una población cuatro veces mayor, México destinará 7 veces menos presupuesto, respecto de Canadá.

Gran Bretaña invierte 10 por ciento de su PIB (que en 2017 rebasó los 2 mil 332 millones de euros) para atender una población de 66 millones; o sea, con la mitad de la población que México tiene, invierte 9 veces más en su sistema público de salud.

Dinamarca dedica 8 por ciento de su PIB (que en 2017 fue de 289 mil millones de euros) para atender 5 millones 750 mil personas; es decir, invierte casi lo mismo que México para una población 22 veces menor.

Es evidente que a México le tomará alrededor de dos décadas invertir lo mismo que cualquiera de estos países invierten en un año por persona en salud.

Las declaraciones de Andrés Manuel son o una mentira deliberada o resultado de su ignorancia supina. En cualquier caso, lo más grave es que quienes deben saber del tema en el gobierno federal no han hecho la tarea de informar adecuadamente a su jefe o desmentir las barbaridades que afirma; lo cual sólo puede entenderse en un contexto donde la objetividad y el principio de realidad han sido sacrificados en pos de una popularidad instantánea que se alimenta de ovaciones acríticas unánimes. En dos años veremos sus maromas discursivas para justificar lo que a todas luces será un rotundo fracaso en materia de salud pública.

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JJ/I