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Tarde de detalles

A MEDIAS. Los astados dejan mucho que desear y la tarde transcurre sin triunfadores. (Foto: Especial)

La segunda novillada del serial en la Plaza de Toros Nuevo Progreso resultó de detalles contrastantes. Entre el pundonor, la inmadurez y las ganas de ser, así se fue el segundo festejo del coso de la Monumental.

Toros en juego desigual que acabaron por deslucir la labor de por lo menos dos en el ruedo; mansos, descastados y barbeando las tablas, así lucieron los dos primeros en juego, que acabaron brincando las tablas buscando refugio.

El pundonor de un novillero con muestras claras de querer ser fue para José Alberto Ortega, una joven promesa de Apizaco que mostró, a pesar de su verdor, las ganas y actitud necesarios para ser un torero.

Con su primero, un toro que no dio el fondo de bravura necesario, Ortega sacó la casta, y supo plantarse para exprimir lo máximo a su astado. El clímax vino con su segundo, un toro que si bien no colaboró del todo, Alberto se mostró por encima de la situación, plantándose en modo torero, para arrancar los pocos olés que arrebataron a la plaza.

Desde su saludo con capote, a porta gayola, el de Apizaco mostró buenas maneras, plantándose para ligar tandas ceñidas y sentidas que fuerte calaron en la afición.

Poca suerte hubo con la espada tanto para Pedro Bilbao como para José Miguel Arellano, que poco pudieron lucir ante las nulas condiciones de los dos de su lote. En blanco se fueron todos, pero dejando ver la voluntad y ganas de triunfo.

Así transcurrió la segunda novillada del serial. Con ganas y sin materia prima suficiente para el triunfo, pero con el pundonor a flor de piel.

JJ/I