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Gobierno ausente, sociedad presente

Las estadísticas que han ido publicando distintas instituciones sobre el golpe económico que está sufriendo el país son demoledoras y con tendencia a empeorar: contracción del PIB de entre 7 y 10 por ciento, pérdida de al menos un millón de empleos, desplome de 41 por ciento del comercio exterior, y entre 6 y 10 millones más de personas en pobreza extrema.  

Estos son los números. Detrás de ellos hay personas con problemas concretos que hay que atender. Como siempre pasa en una crisis, el golpe se vuelve más duro conforme vamos bajando por el espectro socioeconómico. Los que están en la parte alta reducirán su patrimonio y algunos tendrán que cerrar sus empresas, pero seguramente se mantendrán a salvo por su red de seguridad. Los que están en medio estarán en riesgo de perder empleos y fuentes de ingreso, y tendrán que improvisar para sobrevivir quizás con un nivel de vida más austero. Los que están en la parte baja van a tener más difícil que nunca mantener un ingreso y algunos de ellos incluso van a empezar a pasar hambre seria, lo que podría convertirse rápidamente en una crisis humanitaria. El hambre se puede convertir en desesperación, lo que detona también un pico en la inseguridad. 

El gobierno debería concentrar todos sus esfuerzos en atender estos frentes de manera sostenible: apoyo inmediato sobre todo en alimentación a la población más vulnerable, reducir el costo de vida y facilitar el emprendimiento a los que pierden su fuente de ingreso y colaborar con el sector empresarial para proteger los empleos.  

A pesar de que esta crisis es como una guerra, en el sentido de que cambia completamente las prioridades del país, el gobierno federal ha decidido en general mantener su programa, añadiendo solo algunos apoyos que son y serán insuficientes para atender un golpe de este tamaño en el corto y el mediano plazo. Para empeorar las cosas, se ha mantenido una línea de comunicación de “minimizar el problema”, generando falsas esperanzas y una percepción equivocada de la dimensión del reto al que nos enfrentamos en amplios sectores de la población. 

Ante esta situación, lo que me da esperanza es ver cómo México ayuda a México, más allá de lo que decida hacer el gobierno federal. Están emergiendo proyectos de organizaciones sociales, empresas, universidades, gobiernos locales y hasta en el congreso para resolver los retos del hambre, del ingreso y de la desinformación. 

Para atender el reto de alimentar a la población más vulnerable, en Irapuato surgió una organización que se llama Human que está comprando la producción de agricultores que se iba a tirar y vendiéndola a un precio universal de 10 pesos el kilo en tiendas móviles, apoyando diariamente a más de mil 200 familias y dando empleo a 11 personas en cada punto de venta. Está por expandirse en las próximas semanas a otros municipios en Guanajuato, Querétaro y Guerrero.  

El programa Jalisco Sin Hambre, en el que participan el gobierno estatal, empresas, universidades y otros actores de la sociedad civil, está repartiendo decenas de miles de despensas en el estado. 

Ayer escuché en la plataforma de debates En Esta Esquina a la senadora Patricia Mercado de Movimiento Ciudadano hablar del proyecto de la ley de ingreso mínimo vital que busca dar un apoyo de 3 mil 600 pesos a las personas más afectadas en sus ingresos por un periodo de tres a cinco meses.  

En el frente de la desinformación, ayer se lanzó la iniciativa Signos Vitales, liderada por un grupo destacado de la sociedad civil, como María Amparo Casar, Enrique Cárdenas, Julio Frenk, María Elena Morera, Federico Reyes Heroles, Jorge Suárez Vélez, Duncan Wood y Jaime Zabludovsky y en la que participan más de 30 especialistas en distintos campos. El objetivo es cubrir los vacíos y falsedades de información del país con recopilación de datos, diagnósticos y prospectivas que permitan generar una foto real de cómo está México en cada momento del proceso tan complicado que nos espera. 

Esa es la buena noticia: la sociedad civil se está moviendo. Vayamos todos a sumarnos a estos esfuerzos que están emergiendo para no quedarnos cruzados de brazos viendo cómo se nos derrumba el país. 

Twitter: @ortegarance

jl/I