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Jueces nuevos renunciando
Porque nos la quitaron
La pandemia ha trastocado muchos aspectos de nuestras vidas en apenas unos meses. Esto se traduce en retos a veces complicados, pero como dice un proverbio chino que a uno de mis mentores en la innovación le gustaba mucho citar: cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros para esconderse y otros construyen molinos.
Este año esos vientos han sido tan intensos e imprevistos que la tentación de muchos negocios ha sido defensiva: vender activos, reducir salarios, contraer personal. En resumen, atrincherarse mientras pasa el temporal con la idea de seguir haciendo las cosas como siempre una vez termine.
Esta estrategia puede funcionar para disrupciones breves, pero, conforme el periodo de confinamiento se alarga a varios meses, se vuelve inviable para la continuidad del negocio. Hay que empezar a construir los molinos de viento.
Aquí resalto al menos tres estrategias que todos podemos tomar en cuenta en nuestra actividad económica, seamos empresarios, empleados o trabajadores autónomos.
Primera, comunicar y vender por Internet. El incremento de la proporción de las compras que la gente hacía en línea ya era una tendencia clara antes de la pandemia, pero con una parte importante de la población obligada a estar en su casa, esta tendencia se ha disparado.
La consultora IDC estima que para finales de 2020 el comercio electrónico habrá crecido en 60 por ciento, una cifra que prácticamente duplica el crecimiento de los últimos años.
Cada sector tiene un nivel de dificultad distinto para trasladar la comercialización de productos y servicios el mundo digital, pero en todos los casos vale la pena explorar cómo abrir ese canal. Si vendes bienes, hay que estudiar si abres tu propio sitio de e-commerce o te subes a plataformas como Mercado Libre y Amazon. Si vendes servicios se pueden crear herramientas para que te contraten en línea y en algunos casos dar el servicio por videoconferencia. En todos los casos también hay que aprender a llamar la atención de los clientes por Google, Facebook y hasta WhatsApp.
Me ha tocado estar trabajando con sectores con retos serios como los restaurantes que tienen que plantearse la entrega a domicilio como una línea de servicio esencial y el mundo del entretenimiento en vivo, como los teatros, que están reinventando la expresión artística para poderla llevar a las casas de los espectadores.
Segunda, trabajar y colaborar a distancia. En realidad, es algo incluso más profundo que trabajar desde casa. Se trata de replantear cómo trabajamos. ¿Necesitan grandes grupos de personas estar juntas en un espacio de trabajo en un horario fijo? El confinamiento ha demostrado que muchas actividades empresariales siguen funcionando aun cuando la gente las hace desde casa.
Estar todos en casa todo el tiempo es un extremo y un reto para las familias, pero quizás una lección de la pandemia es que podemos tener horarios de trabajo flexibles y se pueden distinguir qué actividades se hacen en la oficina y cuáles a distancia. Además, podemos redefinir cómo evaluamos el desempeño del trabajo. ¿Qué es más importante, que la gente cumpla determinado tiempo trabajando o que cumpla ciertos objetivos en fechas comprometidas? Hay muchas herramientas digitales que nos permiten dar seguimiento al trabajo de los equipos en tiempo real sin necesidad de verse todo el tiempo.
Tercera, planear continuamente para el futuro. Aunque nadie sabe qué va a pasar, sí podemos prepararnos para posibles escenarios. Después de Covid no podemos pecar de ingenuos y debemos estar listos para alternativas de futuros que, aunque parezcan lejanos, pueden estar a la vuelta de la esquina.
Jeff Bezos, en su reunión con accionistas del mes pasado, sugirió que en vez de imaginar qué cosas van a cambiar, él prefiere pensar qué cosas se mantendrán igual y construir sobre ellas. Aunque las circunstancias cambien, las necesidades de las personas tienden a mantenerse en el tiempo. Aunque parezca que el mundo se viene abajo, seamos fieles a nuestro propósito como empresarios y como trabajadores, pero usemos las herramientas a la mano para convertir los vientos de cambio en nuevos motores de crecimiento.
Twitter: @ortegarance
jl/I