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Confianza en la información muere en disputas políticas

Las contiendas políticas actuales no son de convencimiento, argumentación o civilidad; son enfrentamientos de odio, rabia y crueldad. Son guerras sucias. Son el rostro previo a las campañas electorales. Las dosis de furia, insultos, agresiones diversas, van al alza. El escenario político se pone más candente. Con sus matices, la ríspida confrontación ocurre lo mismo en la elección interna de la dirigencia nacional de Morena, que entre quienes apoyan o defienden al presidente de la República, entre éste y sus opositores, y entre los propios partidos y grupos políticos de todo tipo, que van en tropel queriendo conquistar su tajada del enorme pastel de cargos a disputarse en junio de 2021. 

En ese trayecto a los comicios, las noticias falsas continúan aumentando en las redes sociales, al igual que las imágenes sacadas de contexto para atacar al enemigo político, la información dada a conocer sin el debido contexto que permita comprender un hecho, los datos que se manejan sin valorarlos desde diferentes perspectivas, las opiniones que no se diferencian de la información, mostrando más hígados dañados que argumentos. Se dejan atrás continuamente los distintos puntos de vista que rendían honor a la pluralidad como un valor democrático; se ataca sin dar voz o posibilitar la legítima defensa a los atacados, se miente de la manera más ruin, se gritan improperios desde bocas de las que brota espuma; se comunica desde una postura no a favor de los marginados, sino desde la visión de las élites y de los intereses personales o de grupo reacios a perder negocios y poder. 

La información de calidad difícilmente sobrevive todos los días en el país. Lo primero que está muriendo en las pugnas políticas en México es la confiabilidad de lo que se informa y de quien lo informa. La duda se convirtió en escudo protector ante la escasa certeza de que se difunda información precisa, sobre todo de los actores políticos tradicionales. Abundan los yerros, las imprecisiones, los maltratos públicos. 

Los contendientes retuercen, manipulan, distorsionan la información para convertirla en propaganda a su favor. La información en estos tiempos es contraria a la clásica frase sobre la energía: la información sí se crea y sí destruye, y sólo se transforma… para adecuarse a los planes políticos de las luchas por el poder. 

Sin embargo, la información de calidad es luz en la oscuridad propagandística con las excelentes investigaciones periodísticas de los últimos años, de los esfuerzos de reporteros y medios informativos que no se dejan atrapar por ninguna lógica de lucha por el poder, sino por la de ofrecer un servicio informativo de calidad a sus audiencias. De hecho, cuando a los grupos y partidos políticos poco les importa la información de calidad por estar obsesionados en sus pugnas para alcanzar o ampliar su poder; cuando desde las oficinas gubernamentales se ofrece información insulsa o que narra un mundo feliz, queda abierto el campo para que periodistas y medios profesionales continúen ofreciendo un cada vez mejor servicio informativo, lejos de los afanes de quienes buscan imponer una verdad única, imbatible o no cuestionable. 

Si la propaganda política pretende endulzar ideologías o personajes, nada supera evidenciar aquello que no agrada o que ocultan los contendientes. Si la lucha política en México se pondrá cada vez peor, la información de calidad tiene que ser cada vez mejor. De esa manera el periodismo contribuye a no calentar los ánimos, a promover la paz, a denunciar cualquier violencia, mediante información veraz, precisa, crítica, actualizada, ética, oportuna, irrebatible, fidedigna, con antecedentes y contexto. Ése es un buen desafío. 

Twitter: @SergioRenedDios

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