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Un general de muchas estrellas

Es bueno recordar el discurso del entonces secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos Zepeda, ofreciendo una disculpa pública a la sociedad por los actos de tortura que dos miembros del Ejército habían cometido en contra de una mujer en Ajuchitán del Progreso, Guerrero, en febrero de 2015. 

Cienfuegos dijo ante 26 mil soldados, que “quienes actúan como delincuentes, no sólo incumplen la ley, sino que no son dignos de pertenecer a las Fuerzas Armadas”. Discurso que fue considerado histórico entre los generales, el general secretario dijo que los malos integrantes del Ejército “empañan la actuación honorable de miles de mujeres y hombres”: “el esfuerzo aportado por alrededor de 50 mil compañeros, todos los días, en todo el país, hasta en los rincones más apartados, en las sierras, costas, en áreas urbanas y rurales altamente conflictivas”, según constata Héctor de Mauleón. 

La detención por agentes de la DEA del ex secretario de la Defensa representa un golpe para la moral de una tropa que lleva más de una década enfrascada en lucha contra el narco, que muchos militares no querían y que ha sido continuada por lealtad. 

Ante este balde de agua fría, surgen algunas consideraciones: 

1. La aprehensión de un ex secretario de la Defensa por una autoridad extranjera es un duro golpe a la credibilidad de México. Para los pesimistas la noticia es una demostración de que México es ya un narcoestado; para los optimistas, el hecho de que alguien tan poderoso como el general Cienfuegos caiga significa que sí es posible terminar con la impunidad. Cabe la posibilidad de que Cienfuegos hubiese sido corrompido hace años, mucho antes de saber que un día sería secretario de Estado y después no le quedó más remedio que seguir en la nómina de los narcos. 

2. De acuerdo con las encuestas, las Fuerzas Armadas son la institución más respetada por los mexicanos. El arresto del general Cienfuegos por la DEA es un duro golpe y demuestra que los soldados también son débiles, de carne y hueso; que tienen tentaciones como el gusto por el dinero fácil. En un país como México, donde impera la corrupción, ellos también se corrompen. Sobre todo si se sienten impunes, como lo son en nuestro país. Lo dramático es que de Estados Unidos viene la escoba que sí barre de arriba para abajo. 

3. Desde candidato, López Obrador había compartido a sus cercanos sus temores frente a tres poderes reales: los dueños del dinero, los Estados Unidos y las Fuerzas Armadas. De ahí la prudencia con que ha manejado la relación con ellos, y explica por qué se ha acercado a ellos. Desde que asumió el poder, el presidente ha justificado la intervención de los militares en la vida pública de México por su disciplina, eficacia y honestidad. Bueno, pues resulta que no eran tan honestos como creíamos. Nunca se le habían dado tantas facultades y labores al Ejército como en el sexenio actual. Además de la construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, del de Tulum, de los bancos del bienestar y de tramos del tren maya, distribuyen las gasolinas, los libros de texto, las medicinas, y tienen el control de los puertos y las aduanas del país. Las Fuerzas Armadas se han convertido en el principal pilar institucional del presidente. 

Posdata. El general Salvador Cienfuegos se declara hoy inocente o culpable de las acusaciones que le ha formulado el Departamento de Justicia por haber protegido al Cártel de los Beltrán Leyva y haber perseguido a sus rivales a cambio de dinero. Los militares leales a él están en tensión y asumen que se declarará inocente. 

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